A pesar de que las ventas de coches eléctricos están marcando récords impulsados por los programas de ayudas y la mayor conciencia ambiental desatada por la pandemia, sus cifras siguen siendo una pequeña parte del mercado. Estos apenas han supuesto el 4% del total de ventas en los seis primeros meses del año en Europa. Algo que para muchos es consecuencia de una política de emisiones que a pesar de parecer muy agresiva, no supone muchos problemas para las marcas al poder sortearlas sin grandes problemas mediante el uso de sistemas como los híbridos suaves y los no enchufables.
Y es que como estamos viendo, según se endurecen las medidas con la entrada de nuevas normativas, los fabricantes han reaccionado con la puesta en marcha de propuestas de bajas emisiones que les permiten seguir comercializando sus contaminantes y rentables SUV diésel y gasolina sin demasiados problemas. Algo que para algunos sectores es intolerable y que debe ser solucionado con políticas más serias y efectivas.
Desde el Reino Unido la organización Global Action Plan, una ONG que busca un el cambio de comportamiento sostenible, ha propuesto la puesta en marcha de un sistema de cuotas de ventas de coches eléctricos a los fabricantes, que haga inútil el uso de trucos como los Mild Hybrid y similares.
Sería el imponer una cuota mínima del 15% de ventas de coches eléctricos en los próximos años, lo que sin duda supondría un importante impulso a los programas de las marcas que tendrían que lograr acelerar de forma sustancial sus entregas a riesgo de recibir fuertes sanciones e incluso la pérdida de la licencia para operar en los mercados donde no logren cumplir con su objetivo.
Un sistema que heredaría el formato que se está usando en China, y que según la asociación permitiría mejorar unos números de implantación que son mucho peores de lo que podemos ver en los datos habituales. Y es que según sus cifras, aunque las ventas en algunos de los grandes mercados hayan superado el 4 o 5%, la realidad es que en lugares como Reino Unido con un parque móvil de 32 millones de coches, menos del 1% de los mismos son eléctricos.
Uno de los objetivos de este proyecto sería el de cambiar los segundos coches de las viviendas por un eléctrico. Algo que supondría la sustitución de millones de coches diésel o gasolina y que indican no supondría un problema de movilidad para las familias. Además añaden que el 59% de las familias con dos coches tienen acceso a un garaje donde poder instalar un punto de recarga. Un porcentaje que supondría poner en la carretera unos 5.7 millones de coches.
Unos cambios que parecen contar con el beneplácito de los usuarios que en una encuesta realizada por la organización han respondido favorablemente a que el gobierno tome medidas para aumentar las ventas de coches eléctricos, al mismo tiempo que ayudan a reducir las emisiones contaminantes que con una de las principales preocupaciones de las familias británicas.
Según Chris Large, co director ejecutivo de Global Action Plan: “Si la industria automotriz hubiera pasado la última década produciendo coches eléctricos en lugar de gastar miles de millones en comercializar SUV diésel y gasolina, ahora estaríamos mucho mejor en una situación donde el 99% de los coches en la carretera se mueven con combustibles fósiles. El Gobierno no debe permitir que persista este fracaso empresarial y debe regular el mercado. Las compañías automotrices que obtuvieron ganancias de 600.000 millones vendiendo coches diesel y gasolina en la última década, deben enfocarse en la producción masiva de vehículos eléctricos en esta década”.
Un gobierno el británico que como recordamos ha sido uno de los más ambiciosos en sus proyectos a largo plazo con el objetivo de terminar con las ventas de nuevos coches diésel y gasolina en 2035. Una fecha que podría volver a adelantarse hasta 2032 si la tecnología evoluciona de forma favorable en los próximos años.
Algo para lo que como vemos, hará falta no sólo marcarse objetivos sino poner en marcha regulaciones reales y efectivas, que permitan realizar la transformación de una forma efectiva y sin grandes cataclismos por culpa de la poca visión de futuro de unas marcas de coches centradas en salvar el siguiente balance.