Hace unos días veíamos como Bloomberg analizaba la bajada de precios de las baterías de litio, que en los últimos 10 años han visto recortar sus costes un 89%. Una tendencia que se ha producido gracias al incremento de una economía de escala que según las estimaciones, no ha hecho más que comenzar a acelerarse.
Los últimos datos así lo refrendan ya que nos muestran cómo la demanda de baterías de litio ha aumentado durante la última década y se estima que continuará con su fuerte incremento productivo a medida que entremos en la siguiente.
Los datos recopilados por Bloomberg muestran cómo la demanda de baterías de litio para coches eléctricos y almacenamiento de energía ha comenzado a aumentar rápidamente en los últimos 10 años. La demanda acumulada era de solo 0,5 GWh en 2010. Cifra que se ha disparado hasta los 526 GWh en 2020.
Ahora con el aumento más rápido de lo esperado de la demanda de vehículos eléctricos provocado por la pandemia, se espera que ese enorme aumento sea incluso mayor de lo aguardado hasta hace pocos meses, y se prevé que la demanda alcanzará unos impresionantes 9.300 GWh para 2030.
Esto se traducen en una producción capaz de atender la demanda de un sector del transporte que será capaz de sacar adelante varias decenas de millones de nuevos coches eléctricos cada año, además de miles y miles de instalaciones de baterías de respaldo repartidas por todo el mundo.
Según los datos de BloombergNEF, para 2023 se estima que las baterías para vehículos eléctricos (automóviles, autobuses, comerciales) y de sistemas de almacenamiento estacionario tendrán un precio promedio de 101 dólares/kWh. En un principio, esta cifra debería permitir a los fabricantes producir y vender coches eléctricos al mismo precio y con el mismo margen de beneficios que los modelos térmicos.
Pero según los analistas, el gran beneficiado de este descenso de precios será el sector del almacenamiento de energía, que podrá desplegar parques de almacenamiento cada vez más grandes y cada vez más económicos, para de esa forma dar como resultado redes eléctricas más eficientes y más rentables para los operadores energéticos.
Algo que supondrá atraer la atención de los grandes grupos, tanto eléctricas como las petroleras que buscan diversificar su negocio, lo que disparará la inversión en sistemas de almacenamiento y también en sistemas de producción renovables. Dos factores que se beneficiarán del descenso de costes y que lograrán una importante sinergia que los convertirá en una herramienta muy interesante.