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Un consorcio austriaco desarrolla un robot autónomo de recarga automatizada de coches eléctricos

Según se vaya haciendo más masiva la electromovilidad, que haya formas más fáciles y cómodas de recargar los coches eléctricos resulta fundamental. Una de las vías para conseguir este escenario son los robots de recarga, que pueden ser estáticos o móviles. El ALVERI CHARbO es móvil y autónomo, el primero que han desarrollado de esta modalidad, pero de momento es un prototipo.

Se trata de un desarrollo conjunto del Instituto de Ingeniería Automotriz de la Universidad Tecnológica de Graz y las compañías austriacas ALVERI y ARTI Robots, con financiación pública y privada. El CHARbO tiene un brazo robótico que se conecta directamente con el vehículo para recargarlo y se mueve sobre una plataforma autónoma de cuatro ruedas.

La idea que hay detrás de este concepto es que en ciertas zonas de cierta extensión, como aparcamientos de centros comerciales, universidades o centros de trabajo, haya unas plazas reservadas para coches eléctricos y cierto espacio para que el robot pueda moverse entre vehículos, peatones y elementos de mobiliario.

El prototipo es capaz de dirigirse al vehículo, buscar la toma de carga con una cámara, y colocar el enchufe adecuado con precisión milimétrica en el zócalo. De momento no es capaz de recargar, ya que no tiene baterías de alta potencia ni está conectado a la red mediante un cable. Pero es un paso adelante significativo.

Los creadores del robot admiten que hay bastante trabajo por delante. Descartando que el robot lleve consigo la energía para recargar el vehículo -por razones de coste, peso…-, este habrá de conseguirla mediante una conexión a red física o tal vez con un sistema inalámbrico de inducción.

Por otra parte, lo normal es que los puertos de carga no estén a la vista, sino detrás de una tapa. Para evitar la obviedad de que el usuario deje la tapa abierta, habrá que desarrollar un sistema de comunicación entre robot y vehículo para que cuando el primero esté cerca, el segundo abra la tapa para proceder a la recarga.

Además, el prototipo no es todo lo pequeño que puede ser, al utilizar un brazo robótico industrial genérico con gran libertad de movimientos, no uno específico para esta labor. Tampoco tiene integrado el software de control, que ahora se ejecuta en un ordenador externo que lo guía remotamente.

No solo eso, hay que resolver cuestiones de seguridad como evitar peatones, etc. De momento el prototipo vigila su entorno con láser y es capaz de detenerse al detectar un obstáculo tanto de la plataforma móvil como del propio robot, como el caso retorcido de que alguien ponga la mano entre el puerto de carga y el enchufe del brazo robótico.

La plataforma móvil es capaz de moverse hasta a 20 km/h, por lo que en teoría podría ir de forma ágil de un coche eléctrico necesitado de carga a otro. Si pensamos más a lo grande, en el futuro podríamos tener una flotilla de robots de este tipo deambulando por las zonas urbanas a la búsqueda de clientes, haciendo que el usuario del coche se despreocupe sobre el proceso de recarga.

Pero antes de eso, queda avanzar en el prototipo para acercarlo más a una versión de producción en serie, y obviamente realizar una prueba piloto para demostrar la viabilidad del concepto, ya con capacidad para meter electricidad en las baterías de los coches.

Fuente: Universidad Tecnológica de Graz

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