La Unión Europea ha hecho historia con su nueva normativa financiera donde el coche eléctrico a baterías (BEV) serán los únicos automóviles que se pueden clasificar como inversiones ecológicas a partir de 2026.
De la mano de las nuevas normas compensadas por los gobiernos de la Unión Europea los automóviles cero emisiones puros gozarán de una clasificación de «inversión ecológica«. Pero este hito histórico está empañado por una norma bastante controvertida.
Las nuevas normas financieras emanadas desde Bruselas también etiquetan al gas como inversiones ecológicas por parte de la Comisión Europea.
Un avance y un gran paso atrás
La semana pasada terminó el plazo para que los países que componen la Unión Europea se opusieran a las definiciones propuestas por la Comisión, para lo que cuenta como inversiones verdes en el marco de la taxonomía de las finanzas sostenibles, como reportó este medio.
Esta es la primera pieza de la taxonomía de lo que se puede considerar inversiones verdes. El problema apuntado por Transport & Environment (T&E) y otros expertos, es que estas medidas a favor del coche eléctrico incluyen disposiciones sobre bioenergía, autobuses de gas y buques de carga que conducirán al lavado verde de la imagen o greenwashing.
El gas y nuclear serán verde
Los planes para el gas, que se etiquetará como «verde« junto con la energía nuclear en el segundo acto delegado, socavarían por completo el valor de las normas de financiación ecológica de la Unión europea, apuntan desde la organización independiente.
Según Bloomberg, la Comisión Europea estaría retrasando la publicación de su propuesta hasta momentos antes de Navidad.
En declaraciones publicadas por Transport & Environment, Luca Bonaccorsi, director de finanzas sostenibles de la organización ambiental independiente, indica que «la clasificación de los vehículos eléctricos como vehículos sostenibles es posiblemente la clasificación verde más avanzada en los mercados financieros. Pero esto palidece en comparación con el lavado verde en ambas leyes. La Comisión está a punto de etiquetar el gas como «verde», destruyendo así la credibilidad de la agenda de financiación sostenible de la UE en su conjunto«.