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Año 2014: el próximo año Tesla logrará la conducción autónoma. Año 2022: seguimos esperando

Predecir el futuro nunca ha sido sencillo, a menos que se tengan certezas de lo que va a pasar. La mayoría de las predicciones suelen estrellarse, aunque hay predicciones y predicciones. En torno al fabricante de coches eléctricos por excelencia, Tesla, hay predicciones a diario. Pero las que más bombo tienen son las que hizo su propio consejero delegado, Elon Musk.

Primero llegó el archifamoso sistema Autopilot, después Autopilot 2.0, y actualmente existe el sistema FSD, siglas de «Full Self-Driving», en fase beta en manos de clientes voluntarios que ayudan pro bono a su fabricante idolatrado. Sigue siendo un sistema de asistencia al conductor semiautónomo de nivel 2. Mercedes-Benz se puso por delante en Alemania, y Honda en Japón, pero ambos hasta 60 km/h como máximo.

La «conducción autónoma» de Tesla consiste en que sus coches, con el hardware adecuado, pueden circular por autopistas, carreteras secundarias e incluso núcleos urbanos sin que el conductor tenga que intervenir constantemente, aunque se puede requerir acción en cualquier momento y no puede quitar los ojos de la carretera. Mercedes-Benz y Honda sí permiten eso… pero hasta 60 km/h y en condiciones de congestión de tráfico en autopista.

Este vídeo que recopila declaraciones de Elon Musk no entra en analizar estos matices y hay que verlo con un espíritu crítico. Hay quienes piensan que todo lo que rodea a Tesla es una estafa, pero es una afirmación atrevida si nos ceñimos a los hechos. Por ejemplo, sí es cierto que usando Autopilot y/o FSD, si el conductor no quita la vista de la carretera, las probabilidades de sufrir un accidente son menores a la media, pero no son cero.

La conducción autónoma, estrictamente hablando, es tener la capacidad de ir al punto A al punto B sin que el conductor tenga que hacer absolutamente nada, es más, ni siquiera hace falta un conductor. Eso es el nivel 5 definido por SAE, y es un poco de mito, un poco de «todavía no», un poco objetivo a alcanzar.

Es más, entrando en matices avanzados, la conducción autónoma requiere un mantenimiento de los sensores que el propio vehículo no puede hacer por sí mismo, y que resulta imposible modelar el 100% de la casuística que va a afrontar un conductor humano o artificial circulando por cualquier carretera del mundo. Es el momento de recordar las palabras de Missy Cummings, directora del laboratorio de humanos y autonomía de la Universidad de Duke:

En 2020 dijo que en realidad Tesla está persiguiendo un nivel 4 de autonomía, en el que un conductor humano solo tiene que intervenir muy puntualmente -ya sea al volante o con teleconducción remota- y que el vehículo se apaña para casi todo. Pero Cummins cree que Tesla no va a llegar ni al nivel 4.

La beta de FSD está a punto de llegar a la versión 11. Desde luego la Beta 10.9 está muy avanzada y es posible hacer ciertos trayectos sin intervención del conductor, como ir de Palo Alto a Stanford (Estado de California), una distancia corta, pero que forma parte de un trayecto habitual. Cada vez que el sistema falla y un conductor tiene que hacer algo, los desarrolladores hacen que el sistema aprenda y eso se traslada a todos los Tesla que están circulando mediante actualizaciones.

Así que, dado el estado de la técnica actual, Elon Musk lleva años no vendiendo precisamente humo, pero pecando de un optimismo notable en la tecnología. Hoy día Tesla confía en las cámaras de visión artificial como el principal «sentido» con el que reconocer el mundo exterior, como hacemos los humanos, relegando el radar a un segundo plano, y sin implementar el LiDAR. La beta de FSD solo funciona en Estados Unidos, próximamente lo hará en Canadá.

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