Consejos al conducir tu coche eléctrico en invierno
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Publicado: 17/01/2022 11:09
Vuelve la estación más complicada para nuestra movilidad. El invierno llega con sus placas de hielo, nevadas y, esperemos que no, temporales. Independientemente de que nuestro coche sea de combustión o eléctrico vamos a notar menos prestaciones en su rendimiento y nos vamos a enfrentar a posibles situaciones de riesgo.
Aunque en estas situaciones ya hemos visto que el coche eléctrico tiene un comportamento sorprendente, repasamos algunos consejos para prevenir sobresaltos y hacer nuestros desplazamientos bien preparados.
Para empezar, hay que revisar los niveles del líquido de frenos, aceite de transmisión, depósito del lavaparabrisas (con líquido anticongelante), líquido de la dirección y la batería de 12 voltios. Normalmente comprobamos la presión de los neumáticos periódicamente pero en invierno se ve afectada por las bajas temperaturas. Por cada 5 grados menos la presión de las ruedas caerá 0,07 bares. A menos de 10 grados, el caucho, material del que están hechos los neumáticos, pierde elasticidad, lo que afecta a su integridad.
Los beneficios de los neumáticos de invierno
Para aumentar la autonomía, muchos coches eléctricos utilizan neumáticos de baja resistencia a la rodadura. Éstos tienen un menor agarre y en situaciones de frenadas, arrancadas en pendiente y curvas hay que tenerlo en cuenta. Para evitar accidentes lo recomendable es usar neumáticos de invierno que son los más adecuados si circulamos por carreteras con frío donde podemos encontrarnos con placas de hielo. Si en la zona por donde nos movemos hay riesgo de nieve tendremos que recurrir o bien a tener las cadenas a mano o valorar instalar neumáticos de invierno que permitan circular sin cadenas. Estos neumáticos tienen en el flanco una figura con forma de montaña de 3 picos y el símbolo del hielo.
La batería se ve comprometida
Como decíamos al principio todos los coches son menos eficientes cuando hace frío. Los coches de combustión pierden un 15% de autonomía y en el caso de los eléctricos la situación es un poco peor. La realidad es que estas condiciones afectan a la autonomía, la regeneración por frenada y la capacidad de carga.
En invierno la batería rinde menos, con lo que consume más y disminuye la autonomía una media del 20%. Si normalmente se conduce un coche con una autonomía de 350 km, en esta época, podremos conducir unos 280 km antes de tener que enchufarlo. El frío también limita la regeneración por frenada. Si en su coche se puede regular lo lógico sería ponerlo al máximo para recuperar el máximo de energía, pero, en este caso es preferible ponerlo al mínimo o desactivarlo. Esta función conocida como one pedal o e-pedal puede generar una frenada brusca si levantamos el pie rápidamente del acelerador, y con una calzada resbaladiza nos podemos llevar un buen susto.
Por último, una batería fría reduce su capacidad de carga. No es recomendable realizar cargas rápidas con la batería fría. Lo que debemos hacer es programar la recarga doméstica durante la noche, o mejor aún enchufarlo nada más llegar y aprovecharemos que el coche está enchufado a la red para calentar el paquete de baterías.
Mantener la autonomía es una obsesión para algunos propietarios y esto se agudiza en los fríos meses de invierno sin una correcta planificación. En caso de disponer de una función de precalentamiento usémosla. Esto calentará tanto el interior del vehículo como el paquete de baterías mientras esté conectado al cargador. Si tiene que estar fuera aparcaremos el coche al sol para intentar mantenerlo lo más cálido posible.
Gestionar el calor
Limite el uso del calefactor mientras conduce. Como decíamos más arriba, si el coche tiene una función para precalentar el habitáculo mientras está enchufado úsela. Calentar el espacio interior consume muchísima energía. Ponga la temperatura lo más baja posible dentro de un rango que considere confortable. Si el coche tiene asientos y volante calefactados úselos en vez de la calefacción ya que consumen mucho menos.
Si el automóvil tiene un modo ECO actívelo, ajustará los parámetros de rendimiento para preservar la autonomía mientras mantenemos un mejor agarre. Limite la velocidad mientras conduce en climas fríos. Aumentar la velocidad no sólo usa más energía sino que aumenta la resistencia aerodinámica gastando energía adicional. En trayectos largos planifique las paradas con antelación y realice las cargas con un porcentaje de batería superior para no apurar la autonomía del vehículo.
A pesar de todos estos consejos, lo cierto es que en la mayoría de las situaciones nuestro coche funcionará perfectamente durante el invierno sin tener que hacer nosotros nada. De todas formas, si tenemos previsto hacer un trayecto largo o hay una muy mala previsión del tiempo, no está de más tenerlos en cuenta para, como decía al comienzo, evitar situaciones de riesgo.