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Mahle desarrolla un sistema de diagnóstico a través de enchufes de coches eléctricos

En la transición del coche térmico al eléctrico hay muchas menos piezas y menos necesidad de desmontar nada. Gracias a la electrónica, se puede hacer uno a la idea del estado del sistema eléctrico y las baterías a través de una serie de parámetros. Parte de la salud de las baterías puede obtenerse mediante puerto OBD2, pero los enchufes también pueden revelar información adicional.

El proveedor alemán Mahle está trabajando con volytica en una solución software y hardware que permite realizar el diagnóstico de las baterías de las dos formas, por OBD y por el enchufe. Para ello emplea cargadores especiales que pueden obtener datos adicionales a través del cable. No solo se transmite electricidad de un lado al otro, también se intercambia información de control.

Mahle espera poder ofrecer esta solución a partir de este año, tirando a finales, para que los talleres y en última instancia los propietarios de coches eléctricos puedan conocer mejor la salud de las baterías. Esto permitirá anticipar necesidades de mantenimiento correctivo, e incluso el reaprovechamiento de las mismas para segundos usos antes de ser completamente recicladas.

La información del diagnóstico se sube a Internet para una posterior consulta, lo cual permitirá realizar comparaciones entre distintos paquetes de baterías en condiciones similares de kilometraje y edad. Por ejemplo, estos datos pueden determinar si las baterías aguantan pocos miles de kilómetros o cientos de miles, de acuerdo a los parámetros de salud y en base a la información recopilada.

Dado que estos datos se toman de los vehículos, es un sistema tecnológicamente neutro y ajeno a los fabricantes, donde Mahle y volytica no toman parte. Los turismos serán un primer paso, el objetivo siguiente es ocuparse de camiones y autobuses eléctricos, todavía en números más escasos, pero con muchas baterías.

La transparencia que promete el sistema, aseguran sus creadores, facilitará la transición energética al haber datos más fiables y fáciles de obtener que los que proporcionan los fabricantes, aportando tranquilidad a los usuarios de vehículos eléctricos. La prueba de diagnóstico será rápida -no inmediata, unos 10 minutos- y «asequible». Calculan que esta tecnología puede salvar del desguace baterías por valor de 50.000 millones de euros -un par de millones de toneladas- para segundos usos durante otros cinco años.

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