La sacudida del mercado energético de los últimos meses, agravada por la guerra en Ucrania, está acelerando la transición hacia las energías limpias por razones geopolíticas. Sin embargo, a corto plazo hay que comer algunos sapos por la dependencia que hay de las energías fósiles cuando un proveedor falla o se le deja de comprar (véase, Rusia).
A la hora de comunicar ideas o datos, es importante no caer en manipulaciones para no confundir al personal. Veamos un ejemplo: ¿qué es más eficiente, mover energía por un gasoducto, en estado líquido, o mediante líneas de alta tensión en corriente continua (HVDC)? Algunos dirán que el gasoducto gana por goleada, pero esto es en esencia incorrecto.
Michael Barnard, un experto en cuestiones energéticas, pone en duda este tipo de análisis simplistas en un artículo muy interesante en Clean Technica. Podría ser cierto si se desea transportar gas natural directamente del yacimiento al punto de consumo, pero a partir de ahí, la idea empieza a hacer aguas. Barnard puso de ejemplo la siguiente publicación en LinkedIn de Lion Hirth, fundador y director de una empresa de consultoría energética:
El señor Hirth asegura que un gasoducto como el Nord Stream 1 (cerrado temporalmente por razones de mantenimiento) puede transportar 540 TWh de energía al año, que es 30 veces más de lo que mueve una línea HVDC. Si esos 540 TWh de energía se pretenden convertir en electricidad hace falta usar una central térmica o de ciclo combinado, por lo que no se obtendrán 540 TWh, sino bastante menos.
Aún menos energía se podría trasladar si en vez de gas natural se mueve hidrógeno por la misma canalización. Primero, el hidrógeno no se puede obtener sin más de la naturaleza, hace falta utilizar energía para separarlo del agua o de moléculas de gas. También hay que emplear energía para meterlo por el tubo en condiciones de presión aceptables, y también habrá pérdidas en la transformación a electricidad cuando salga por el otro lado.
Por otra parte, es engañosa la asunción de que una línea simple HVDC mueve tan poca energía. Barnard explicó que la línea de alta tensión entre la presa de Xiangjiaba a Shanghái (China) puede mover 56 TWh de energía al año con sus 6.400 MW, y metiendo el matiz de las pérdidas, llega el 95% de la energía a través de más de 1.600 kilómetros de cables, frente al 50-60% que llegaría neto por gasoducto. Para rematar, el Nord Stream 1 durante más de 1.000 kilómetros transporta gas a 220 bares de presión por una tubería de 48 pulgadas de diámetro (1,22 metros); su capacidad es enorme.
Dicho de otra forma, con el objeto de evitar las trampas al solitario cuando se habla de la energía que se puede transportar de una u otra forma, hay que tener en cuenta todas las pérdidas y la eficiencia de cada transformación. Fijaos en el gráfico superior, que ilustra el esquema de las infraestructuras proyectadas de hidrógeno para la isla de Mallorca (Proyecto GREEN HYSLAND). Podéis apostar a que no van a llegar 6,9+6,5 MWn a los destinos finales.
En un mundo descarbonizado -sin energías fósiles- resulta radicalmente falso que el gasoducto o hidroducto pueda mover más energía que las líneas de alta tensión. Eso sí, habrá aplicaciones en las que no haga falta electricidad, sino calor (coloquialmente, hidrógeno para «quemarlo»), y ahí el razonamiento cambie un poco. Estudios como Saadi et al. (2018) y deSantis et al. (2021) pueden ser confusos si no se lee cuidadosamente la metodología de cálculo.
Os dejo con unos cálculos de Ballard. Para obtener hidrógeno verde a 1 dólar por kilo haría falta un suministro estable de electricidad 24/7 a solo 1 centavo por kWh y con electrolizadores ridículamente baratos -que no existen-, y es el doble del coste de mover gas natural (coste por unidad de energía) antes de la subida de precios de 2021. Salvo que no haya avances relevantes, el hidrógeno va a seguir sin ser barato no en los próximos años, sino en las próximas décadas. La mayoría de las veces el hidroducto será un intermediario totalmente prescindible.
Fuente | Clean Technica
