Los ministros con competencias en materia de transporte en la Unión Europea han negociado un borrador de acuerdo para ir un paso más allá en los objetivos de facilitar la recarga de coches eléctricos y el repostaje de los de hidrógeno a medio plazo. Este acuerdo del Parlamento Europeo es más ambicioso que los objetivos previos fijados por la Comisión Europea y van camino de convertirse en vinculantes y obligatorios.
Para poder avanzar hacia la descarbonización del transporte, debe haber puntos de recarga cada 60 kilómetros en las rutas principales por carretera en 2026. Lo mismo aplicaría para las rutas de transporte pesado, aunque limitándose a la red de carreteras TEN-T. En vez de un cargador de alta potencia cada 60 km para 2031, habría dos cargadores para 2028, y en zonas seguras para pernoctación y descanso. Habría excepciones a esta norma como en islas o zonas de bajo tráfico de mercancías.
Respecto a la red de repostaje de hidrógeno, el objetivo de la Comisión Europea es de tener surtidores cada 150 kilómetros en 2031. El acuerdo de los ministros de transporte va más allá, que haya surtidores cada 100 kilómetros y tres años antes, 2028 también. Tal y como avanza el mercado, esta red de repostaje sería útil en primer lugar a vehículos comerciales ligeros y pesados, no tanto para turismos.
Como no solo se trata de tener cargadores y surtidores, se plantean requisitos adicionales. Los usuarios de energías alternativas podrán conocer anticipadamente el precio por kWh de electricidad o kg de hidrógeno, ser económico, comparable y desde luego accesible para todos los modelos del mercado. En 2027 estaría lista una red telemática para poder conocer fácilmente la información de disponibilidad, precios y si hay lista de espera. Esto eliminaría los problemas asociados a los vehículos alternativos.
Por otra parte, se establecen objetivos para la descarbonización del transporte máritimo, que es un proceso lento. Se deberían reducir las emisiones en un 2% en 2025, el 20% en 2035 y el 80% en 2050. Estos objetivos también van por delante de los de la Comisión Europea, que había fijado un 13% y 75%, respectivamente, para 2035 y 2050. Los cambios aplican a naves que suponen el 90% de las emisiones de carbono en la eurozona.
Además de hacer obligatorias cuotas de combustibles renovables, los barcos tendrán que estar enchufados a tomas eléctricas en puerto para evitar estar contaminando con sus máquinas, para el año 2030. Los incumplimientos serán sancionados, y lo que se recaude con ello irá a la descarbonización del sector marítimo, medidas de eficiencia energética y sistemas de propulsión alternativa libres de emisiones.
La pelota queda en manos del Parlamento Europeo, que debe votar este borrador para empezar las negociaciones con los representantes de los Estados miembro.
Fuente | Parlamento Europeo