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China conecta a la red la batería de flujo más grande del mundo con 400 MWh

Las baterías de flujo se han convertido en una tecnología que nos ofrece una alternativa viable técnica y económicamente para ser un respaldo para las energías renovables, y reducir la dependencia del gas. Ahora, China ha confirmado la conexión a la red del sistema de baterías de flujo más grande del mundo.

Esta instalación está situada en la región de Dalian, al noreste de China. Un proyecto que en su primera fase contará con una potencia de salida de 100 MW y una capacidad de 400 MWh, y que supondrá movilizar en torno a los 266 millones de dólares. 

Uno de los aspectos positivos de esta tecnología es su facilidad para ser escalado, y de esa forma el promotor ya contempla una expansión mediante una segunda fase que duplicará los de la primera llegando a los 200 MW y 800 MWh, suficiente según los promotores para dar respaldo a unas 400.000 viviendas.

Su trabajo será el de almacenar los excedentes de las fuentes renovables, principalmente por las noches, para ofrecer un sistema que regule la red y aporte energía en las horas de mayor demanda. Algo que aliviará los picos del sistema y ayudará a reducir el coste de la electricidad a particulares y empresas.

Su diseño está formado por dos depósitos que almacenan los electrolitos de ácido sulfúrico, uno con carga negativa y otro con carga positiva. Estos contenedores están separados de una o varias celdas electroquímicas por una membrana de intercambio, y llevan equipados unas bombas que permiten el flujo de los electrolitos por las celdas.

Entre los beneficios de esta tecnología está su elevada vida útil. Según sus desarrolladores, pueden soportar más de 10 o 20 años de uso sin notar pérdida de rendimiento en unos procesos de carga y descarga que pueden llegar al 100%. Una cifra que podemos comparar con el 60% de las baterías de plomo, o el 80-90% de las de litio.

Otro aspecto positivo es que este tipo de acumuladores pueden trabajar en condiciones de calor extremo, hasta 50 grados centígrados, y de forma segura por la separación física de sus componentes y el líquido retardante del que están formados.

Factores a los que se suman su facilidad para ser recicladas una vez terminada su vida útil ya que su cuerpo está formado por plástico, aluminio y acero, mientras que el electrolito se puede quitar y limpiar y utilizar en una nueva batería.

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