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Suecia encuentra el depósito más grande de Europa de tierras raras, clave para los coches eléctricos y las energías renovables

Una compañía minera sueca ha confirmado esta semana que había encontrado el depósito conocido más grande de Europa de tierras raras. Unos minerales y metales fundamentales para dar forma a muchas de las nuevas tecnologías, como los motores y baterías de los coches eléctricos, pero también para fabricar componentes para los aerogeneradores eólicos.

Este importante descubrimiento permitiría a Europa reducir su dependencia de China, en un hallazgo que se ha producido en una parte del extremo norte del país, dentro del Círculo Polar Ártico.

El descubrimiento ha sido realizado por la empresa estatal LKAB, y crea la posibilidad de que, con el tiempo, Europa pueda desarrollar una industria en la extracción y refinado de estos minerales.

Se trata de un depósito que según las primeras estimaciones de la compañía, supera el millón de toneladas. Una buena noticia que permitirá a medio y largo plazo diversificar las fuentes de suministro de estos materiales.

Y es que tal como indican desde la empresa, una cosa es encontrarlos y otra cosa es extraerlos y procesarlos.

Desde la compañía indican que podrían pasar de 10 a 15 años o más antes de que los metales puedan llegar al mercado comercialmente. Un tiempo donde se tendrán que poner en marcha procesos como los  extensos estudios ambientales y otros trabajos necesarios para abrir una instalación minera en Europa.

Pero su simple localización abre nuevas vías a Europa de cara a negociar con China, que controla la mayor parte de la producción mundial. Y es que como recordamos, en 2010 el gobierno de Pekín decidió cortar durante meses el suministro a Japón por una disputa con las zonas de pesca.

Un arma geopolítica que puede hacerse cada vez más poderosa según aumenta el apetito del mundo en el coche eléctrico y las energías renovables, y que hace fundamental la búsqueda de alternativas viables fuera del territorio chino.

Ahora entra en juego el delicado equilibrio entre progreso tecnológico y el ambiental. Y es que a diferencia de China, Europa cuenta con exigentes normativas que limitan la minería extensiva de tierras raras. Es por eso que según la consultora Wood Mackenzie, el viejo continente debe adaptarse y buscar una solución que permita acceder a estos componentes críticos sin llevarse por delante su rico ecosistema. Algo que además sería complejo por el fuerte rechazo social que provoca y las luchas de las comunidades locales, que raramente son favorecidas por esto.

Pero el resultado de una gestión correcta sería la práctica independencia de Europa de las tierras raras chinas, e incluso antes la posibilidad de negociar tarifas más justas, sin que sea posible el chantaje de Pekín con estos materiales.

Fuente | LKAB

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