¿Quieres estar informado diariamente con las últimas novedades del mundo del motor?

Ahora no Permitir

Se acaban las materias primas necesarias para fabricar baterías y coches eléctricos, ¿realidad o alarmismo gratuito?

Son varios los informes que aseguran que el mundo se encamina hacia la escasez de minerales y materias primas esenciales para el desarrollo de las energías renovables y los vehículos eléctricos. ¿Es cierto?

En este mismo medio de comunicación te hemos informado acerca de la preocupación existente en el sector energético con respecto a la posible escasez de materias primas importantes para la descarbonización del planeta.

Un ejemplo de ello es el grafito, que se emplea en los ánodos de las baterías. Y el litio es otra muestra más de la preocupación existente en la industria. Sin embargo, no existe unanimidad en este asunto, pues mientras algunos estudios afirman que habrá escasez, otros aseguran lo contrario.

¿Realmente hay motivo para preocuparse?

Para muchos, las predicciones catastrofistas son vistas como un erróneo análisis de la situación real o como un simple intento de acaparar titulares.

Y es posible que haya parte o bastante razón en ello, pero también es cierto que dichas predicciones permiten a la industria actuar para evitar que dichos vaticinios se conviertan en realidad.

Un informe del Fondo Monetario Internacional analizó la demanda de metales relacionados con la transición energética y determinó que esta puede llegar a superar a la oferta mundial actual. Conclusión que fue respaldada por el Energy Futures Lab del Imperial College de Londres. Y es un hecho que, teniendo en cuenta los datos actuales, así sería.

La producción de minerales es cada vez mayor, ya que así lo exige la demanda. Imagen: Unsplash

Sin embargo, datos adicionales sugieren que es probable que dichos temores sean exagerados, señala el Servicio Geológico de Estados Unidos. Este organismo se encarga de monitorizar todas las materias primas del planeta con el objetivo de determinar si la producción es suficiente para satisfacer las necesidades de abastecimiento de cada una de ellas. Y constata que la industria ya está reaccionando para evitar desabastecimiento en un futuro a medio y largo plazo.

Según las últimas cifras proporcionadas por dicho organismo, se ha producido un incremento del suministro de varios de los minerales directamente involucrados en la transición energética. Por ejemplo, las reservas de litio aumentaron un 18 % respecto al año pasado, mientras las de cobalto aumentaron un 9,2 %. Por su parte, las tierras raras registraron un aumento del 8,3 % en las reservas después de estar inactivas durante al menos cinco años.

La demanda hace aumentar la producción

Como pasa en muchos mercados, el precio, la demanda y la producción guardan relación directa y se alimentan entre sí. 

En los últimos meses, materias primas como el carbonato de litio han experimentado un aumento espectacular de su precio, lo que a su vez ha originado una contramedida por parte de la industria: aumentar la producción.

Las reservas de minerales se contabilizan teniendo en cuenta la cantidad de mineral que puede extraerse de forma rentable. Cuando los precios o las expectativas de estos suben, las reservas también aumentan, principalmente a través de la explotación de nuevos depósitos identificados previamente mediante informes geológicos que permanecían en la reserva.

A esto se le une un considerable aumento de la inversión en materiales para baterías, precisamente como respuesta al temor de una potencial escasez de suministro.   

Las compañías automotrices, que son las más afectadas por una escasez de suministro, han tomado medidas. General Motors invertirá 650 millones de dólares en Lithium Americas Corp. con la esperanza de producir 80.000 toneladas métricas de carbonato de litio en una mina en Nevada. Esta cantudad equivale a más del 10 % de la producción mundial del año anterior.

Por otro lado, Tesla ha modificado sus baterías para que la mitad de sus vehículos no contengan cobalto ni níquel, lo que disminuye la demanda a pesar del aumento de la oferta. Goldman Sachs Group argumentó el año pasado que el aumento en la producción de materiales para baterías ha alcanzado su pico y que las grandes inversiones en suministros probablemente harán que los precios disminuyan a partir de la segunda mitad de esta década.

Cómo influye todo esto en las emisiones de CO2

Según el Breaktrough Institute, las emisiones acumuladas de dióxido de carbono (CO2) relacionadas con los materiales necesarios para la infraestructura eléctrica pueden ser sustanciales: de 4 a 29 gigatoneladas de CO2 equivalente en escenarios de reducción de 1,5 °C en la temperatura del planeta.

Sin embargo, estas sólo suponen una pequeña parte de la cantidad global de carbono: entre un 1 y un 9 % de un total de 320 Gt de CO2eq en caso de cumplir ⅔ de dicho objetivo.

En el 84 % de los escenarios que examinaron los investigadores, las turbinas eólicas, las estructuras de cemento, los paneles solares y los marcos de acero instalados hasta 2050 consumirían el equivalente a las emisiones actuales de aproximadamente seis meses, al tiempo que descarbonizarían un sector que representa hasta 40 % de nuestra contaminación anual de carbono.

Las emisiones de carbono resultantes de la transición energética son escasas en comparación con sus beneficios. Imagen: Unsplash

En última instancia, el mercado de materiales de transición no hace más que repetir un patrón que se ha mantenido desde hace siglos: un periodo de abundancia precede a otro de escasez.

Sin embargo, como también suele ocurrir, las predicciones alarmistas dan paso a medidas correctivas que permiten reconducir la situación. En el caso de la industria energética, esto llega a través de más inversión y también del desarrollo de tecnologías que permiten reducir la cantidad de materias primas vulnerables.

La conclusión, por tanto, es que el mundo no va a quedarse sin materias primas para completar la descarbonización del planeta a través de las energías renovables y el transporte sostenible. Al menos no lo hará si sabe reaccionar adecuadamente.

Fuente | Bloomberg

Compártelo: Compartir en WhatsApp Compartir en Menéame