El agrícola es uno de los sectores con mayor potencial para la electrificación de su maquinaria. Una actividad esencial que reúne varios factores que hacen del hidrógeno una excelente alternativa que aproveche sus muchos recursos. Algo que el fabricante alemán Fendt ha visto, y es por eso que en el mes de abril entregará sus primeros tractores a hidrógeno.
Y es que la propia Fendt ha sido una de las pioneras en Europa en el desarrollo y venta de tractores eléctricos a batería. Pero para afrontar la transformación del sector hacia formas más sostenibles y económicas, ha visto que el hidrógeno es fundamental.
Es por eso que junto con otros socios, Fendt está participando en el proyecto de modelo agrícola H2Agrar en Baja Sajonia, Alemania, donde investigarán el potencial de desarrollo de una infraestructura de hidrógeno para uso agrícola.
En el proyecto además de la cuestión de la producción y repostaje del hidrógeno, también se aprovechará para presentar un tractor propulsado por una pila de combustible de hidrógeno, que además comenzará sus trabajos en el campo de forma convencional por primera vez estando las entregas programadas ya para este próximo mes de abril.
Entre los objetivos del proyecto está el investigar la usabilidad y el potencial de rendimiento del hidrógeno para maquinaria agrícola, y la mejor forma de hacerlo es poner a estos prototipos a trabajar en condiciones reales en las grajas.
El potencial de auto-producción de hidrógeno en el sector agrícola
Uno de los factores que defienden los promotores del proyecto, es que el hidrógeno puede ser una solución muy importante a los problemas de los elevados costes operativos de la agricultura y la silvicultura en aplicaciones intensivas a donde las baterías no puedan llegar.
Sectores que además pueden incluso suministrar energía. Una energía que se puede utilizar para generar el propio hidrógeno que alimente su maquinaria gracias a la instalación de sistemas fotovoltaicos o eólicos.
También está la posibilidad de generar el hidrógeno desde las plantas de biogás o de la madera residual del bosque. Algo que supondría que los agricultores podrán llegar a producir su propio combustible, reduciendo su huella de emisiones y los costes operativos.
Fuente | FENDT
