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¿Es la conversión de autobuses diésel en eléctricos la opción más sostenible?

La electrificación del transporte público es una de las fórmulas más interesantes para reducir las emisiones en las ciudades, y también para reducir los costes operativos y la dependencia energética europea. Ahora, Londres ha tomado una nueva vía para acelerar la transformación de su gigantesca flota, optando también por la conversión de los modelos diésel ya en circulación a los que se retirará su sistema de combustión y se sustituirá por uno eléctrico.

Este programa comenzará por los icónicos autobuses turísticos. El operador londinense Big Bus Tours ha adjudicado un contrato para convertir diez unidades de su flota de autobuses turísticos descapotables que serán transformados en modelos totalmente eléctricos.

Cada autobús convertido tendrá una autonomía de casi 200 km gracias a una batería de litio de 327 kWh, que consideran suficiente para dar servicio a sus rutas turísticas diarias por Londres.

Una de las partes más interesantes de esta alternativa es que al reutilizar el chasis y la carrocería de un autobús existente, los responsables de la compañía estiman que se logra un ahorro total de 90 toneladas de CO2 por vehículo en comparación con la producción de un modelo a batería nuevo. Esto se suma al ahorro en CO2 operativo y la eliminación en su proporción de partículas diésel en el aire del interior de Londres.

Otra ventaja es que el coste de la transformación es mucho menor que la compra de un autobús eléctrico a estrenar. La empresa encargada de su conversión indica que la factura final es menos de la mitad de la de un modelo nuevo.

Para la conversión, cada autobús cuenta con un sistema de gestión térmica patentado diseñado para mantener la batería, el motor y el inversor en su temperatura de funcionamiento óptima, maximizando la autonomía del vehículo.

También se espera que este sistema de gestión térmica tenga el beneficio adicional de proporcionar calefacción interior en condiciones de frío con energía térmica capturada.

Al final de cada día, las baterías se recargarán en el depósito con cargadores de corriente continua instalados en la base de la empresa, que además instalará paneles solares en el techo de sus naves para reducir el coste energético todavía más.

Factores a los que podríamos sumar la posibilidad en el futuro de acceder a tecnologías como el V2G, la carga inteligente, que puede convertir esta flota de autobuses en una gigantesca batería durante las noches, o en los días que la flota no trabaje, cuando pueden exportar una pequeña parte de su carga y seguir produciendo dinero para sus propietarios.

Una flota de nuevos-viejos eléctricos que entrará en funcionamiento ya en el primer trimestre de 2024.

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