
De copia barata a amenaza global, el giro inesperado de China gracias al coche eléctrico
China ya es la principal referencia mundial en producción y venta de coches eléctricos, y lo ha conseguido después de estar en las antípodas de lo que es hoy día hace relativamente poco tiempo. Así ha sido su meteórico ascenso.

La historia de cómo China ha conseguido convertirse en la referencia que es hoy día es sorprendente, sobre todo por cómo se ha producido en un período de tiempo tan reducido. Ya no solo hablamos de la transformación de la economía del gigante asiático, también de cómo los fabricantes locales han conseguido convertirse en referencia mundial y apartar de un codazo a los líderes extranjeros. El mercado del coche eléctrico es el mejor ejemplo y el más cercano que tenemos.
China ya no es solo a día de hoy el principal productor de coches eléctricos del mundo y el país donde más vehículos se venden con esta tecnología, también es ya el principal exportador de automóviles desde hace un par de años, por delante de la que parecía imbatible Japón. Si hoy estamos hablando casi cada día de nuevos modelos de coches eléctricos chinos es por un trabajo que comenzó hace muchos años (tampoco tantos).
El gigante asiático cambió por completo cuando inició su apertura gradual a empresas extranjeras a finales de los años 70 del siglo pasado. Tras la muerte de Mao Zedong, se lanzó un programa de reformas económicas que permitió la llegada de firmas extranjeras a China, aunque bajo control estatal y con ciertas restricciones. Así fue cómo llegó el Grupo Volkswagen a China, iniciando la producción local en 1985: creando SAIC Volkswagen, el Santana fue el primero de muchos de los vehículos que impulsaron al grupo alemán a ser el principal fabricante en China durante mucho tiempo.

Luego, otros fabricantes, especialmente las marcas de lujo alemanas, empezaron a copar el mercado chino. Para que te hagas a una idea, en 2020 las marcas extranjeras representaban el 62% de las ventas en China; en 2024, el cambio ha sido tan radical que el 65% del pastel ha pasado ahora a manos de las marcas chinas. Todo ello, gracias al fomento de gobierno e inversores chinos a la producción y venta de coches eléctricos desde hace ya más de una década.
Si hace muy poco tiempo los coches chinos eran objeto de titulares del tipo «Las mejoras copias chinas de coches», ahora el país es un enorme centro de I+D y abastecimiento de vehículos, componentes y materias primas para toda la industria mundial. Y sin duda, el auge del coche eléctrico ha sido la razón de todo. Todo fue cuestión de pasar el tiempo: gigantes como Geely o Chery eran todavía muy jóvenes cuando Volkswagen, Toyota, Ford o General Motors empezaron a ‘arrasar’ en el mercado chino.
Una carta que lo cambió todo
BYD, líder ahora en fabricación de coches eléctricos e híbridos enchufables, comenzó de forma discreta como fabricante de baterías y hasta el 2021 no empezó a despegar de verdad. Las marcas chinas tenían que conformarse con vender vehículos económicos en determinadas regiones del país donde los compradores no podían permitirse los vehículos extranjeros. Todo cambió cuando un ingeniero chino, que trabajaba en Audi, envió una carta al Gobierno.
Wan Gang, que estuvo en Audi Alemania durante 9 años como ingeniero, invitó a su país natal a aprovechar la oportunidad de superar a las marcas occidentales desarrollando y mejorando sus vehículos híbridos y eléctricos. Este hombre formó parte del equipo que empezó a investigar y a lanzar subsidios a la compra como parte de un proyecto piloto en varias ciudades. Incluso fue ascendido a ministro en el gobierno chino.

A partir de ahí, sus expectativas fueron incluso mejor de lo esperado: se proyectaba que China necesitase unos 20 años para conseguir la comercialización a gran escala de coches eléctricos. Lo que no se esperaban es que estos pasasen a representar el 41% del mercado en 2024, cuando se necesitaron dos décadas (del 2000 al 2020) para llegar al 5,4%. Fabricantes como Mitsubishi, Suzuki, FIAT… acabaron cediendo y se fueron de China, mientras el resto empieza a ver cómo pierden protagonismo. Incluso Tesla, que tiene en Shanghai una de sus Gigafábricas.
Ya lo advirtió Elon Musk el año pasado, después de desmerecerlas hace poco más de una década: «Son los más competitivos del mundo. Si no se establecen barreras comerciales, demolerán a la mayoría de las demás empresas del mundo». Desarrollo acelerado, ventaja de costes del 35%, nuevos modelos de venta directa, cadena de suministro integral, robusta y rentable, gran capacidad de adaptación a los cambios en la demanda… Si quieres conocer las claves de cómo China ha conseguido colocar estos coches eléctricos en lo más alto del mercado automovilístico mundial, te invitamos a leer este reportaje que publicamos hace unos días.
«Los fabricantes de automóviles consolidados deben encontrar la manera de competir con sus homólogos chinos o cederán el mercado de vehículos eléctricos a las marcas chinas, de forma similar a cómo los fabricantes estadounidenses perdieron el mercado nacional de coches pequeños ante los fabricantes japoneses en los años 80. Las marcas tradicionales que no logren superar su mentalidad de negocio tradicional corren el riesgo de verse afectadas por productos baratos y ‘suficientemente buenos’», remata Stephen Dyer, director del Área de Automoción e Industria de Asia en la consultora AlixPartners.
Fuente | Bloomberg