
Cargar un coche eléctrico será más fácil y barato en Portugal
Portugal pone fin a los contratos obligatorios para recargar coches eléctricos. A partir de ahora, los usuarios podrán pagar con tarjeta bancaria o QR y ver los precios de forma clara. La medida busca reducir costes y fomentar la competencia en el sector.

Si eres, como yo, un habitual visitante en Portugal, te alegrarás con el cambio que acaba de aprobar el Parlamento luso en relación a la gestión de su red de carga. Una de las más madrugadoras y más extensas, pero con retos por delante para seguir mejorando. Algo que podrá hacer a partir de ahora.
El Gobierno de Portugal ha aprobado un importante cambio en el sistema de recarga de coches eléctricos con la creación del Nuevo Régimen Jurídico de la Movilidad Eléctrica (RJME). Este nuevo marco normativo tiene como principal objetivo simplificar el proceso de carga y reducir costes y barreras para los usuarios, permitiendo el pago directo en los puntos de recarga sin necesidad de contratos previos con comercializadores de energía.
Con esta reforma, se eliminan intermediarios, se favorece la transparencia y se abren las puertas a una mayor liberalización del mercado, lo que, según el Ejecutivo luso, debería traducirse en precios más bajos y en un mayor despliegue de infraestructuras.
Fin a los contratos obligatorios y tarifas poco claras

Hasta ahora, los usuarios de coches eléctricos en Portugal debían tener un contrato con un comercializador para poder recargar sus vehículos. Esta obligación queda anulada con el nuevo régimen. A partir de ahora, los conductores podrán pagar sus recargas de forma ad hoc, usando tarjetas bancarias o sistemas digitales como códigos QR.
En los puntos de recarga con potencia igual o superior a 50 kW será obligatorio ofrecer pago con tarjeta bancaria. En los de menor potencia, al menos deberá habilitarse alguna forma de pago electrónico alternativo. Esta medida facilitará la vida de los usuarios esporádicos, turistas o quienes simplemente no quieran vincularse con un operador.
Uno de los grandes avances es la transparencia en los precios. El nuevo régimen obliga a que los precios estén claramente visibles en cada punto de recarga, de forma similar a lo que ocurre con las estaciones de servicio convencionales. Así, el usuario sabrá de antemano cuánto le costará recargar, eliminando sorpresas y cargos poco claros.
El precio final se pagará directamente al terminar la recarga, sin conceptos intermedios ni tarifas ocultas. Esto responde también a una exigencia del Reglamento Europeo AFIR, que promueve la libertad de acceso y transparencia en la recarga de coches eléctricos en toda la Unión Europea.
Un impulso al mercado y a la competencia

Con esta reforma, el Gobierno portugués quiere atraer más operadores al mercado. Al liberalizar el sector, se espera que surjan nuevos actores, se multipliquen los puntos de carga y mejore la cobertura, especialmente en lugares estratégicos como las autopistas.
Además, los operadores ganan más autonomía. Podrán usar energía de autoconsumo —como paneles solares—, dejarán de estar obligados a pertenecer a una red única como MobiE, y tendrán libertad para definir su propio modelo de negocio. Esto abre la puerta a propuestas más innovadoras, dinámicas y adaptadas a las necesidades locales.
Para asegurar una transición ordenada y que respete inversiones ya realizadas, se establece un periodo transitorio que durará hasta el 31 de diciembre de 2026. Durante este tiempo, coexistirán los modelos anteriores con el nuevo sistema.

Desde el Gobierno destacan que uno de los pilares del nuevo régimen es la eficiencia, con menos trámites, menos tasas y más claridad para todas las partes: usuarios, comercializadores y operadores. El Ministro de Infraestructuras, Miguel Pinto Luz, subraya que el objetivo es que "los usuarios tengan derecho a una factura clara y comprensible cuando recargan sus coches".
Por su parte, la Ministra de Medio Ambiente y Energía, Maria da Graça Carvalho, defiende que el nuevo modelo fomentará la competencia y la expansión del número de puntos de carga, lo que permitirá reducir costes y aumentar la accesibilidad, sobre todo en entornos donde la oferta aún es limitada.
En resumen, el nuevo régimen portugués busca hacer de la recarga de coches eléctricos una experiencia más sencilla, económica y accesible, eliminando fricciones y modernizando un sistema que, hasta ahora, seguía dependiendo de estructuras complejas. Con esta apuesta por la digitalización y la apertura del mercado, Portugal se coloca en la vanguardia de la transición hacia una movilidad eléctrica más práctica y transparente.
Fuente | Portugal.gov