
¿Crisis o ajuste? Así está realmente la industria del automóvil en Alemania
Las marcas alemanas afrontan un semestre complejo con caída de beneficios, presión china y aranceles en EE.UU., pero mantienen su solvencia. BMW resiste con éxito, mientras que Porsche y Audi recortan objetivos. La transición al coche eléctrico sigue siendo un reto.

No están siendo meses muy tranquilos en las oficinas de los grandes fabricantes alemanes. Después de un primer semestre complicado, las voces más alarmistas han empezado a hablar de una crisis estructural. Pero ¿hasta qué punto están justificadas esas predicciones? Lo cierto es que los beneficios se han reducido, las previsiones se han recortado y los desafíos geopolíticos aumentan, pero también hay señales claras de que el sector aún conserva margen de maniobra.
Las cifras no mienten: las tres grandes marcas alemanas (Volkswagen, BMW y Mercedes) han perdido alrededor de 10.000 millones de euros en beneficios respecto al mismo periodo de 2024. Sin embargo, sus colchones financieros siguen siendo sólidos y algunas marcas, como BMW, muestran una notable capacidad de adaptación. A continuación, repasamos los factores clave que están marcando el rumbo de la industria alemana del automóvil.
Siete claves para entender el momento de la automoción alemana
1. El golpe de los aranceles de Estados Unidos
La subida de los aranceles del 2,5% al 27,5% por parte de los estadounidenses ha supuesto un coste añadido de 400 millones de euros para Mercedes en solo tres meses. Porsche es otra de las más afectadas, ya que no produce vehículos en suelo estadounidense. En cambio, BMW ha salido reforzada, gracias a que la mayoría de sus modelos para EE.UU. se fabrican localmente. Además, puede exportar desde allí a Europa sin pagar aranceles.
2. China, el gran dolor de cabeza

El mercado chino, antaño clave para las marcas alemanas, se ha convertido en un problema de difícil solución. Las ventas han caído un 15% en BMW y Mercedes, y hasta un 30% en Porsche. Los fabricantes chinos no solo ofrecen coches eléctricos más baratos, sino que han logrado captar una cuota creciente en todos los segmentos. En contraste, marcas como Stellantis o Renault, con menor presencia en China, no sufren tanto y hasta se benefician de colaboraciones locales.
3. Ajustes y recortes que ya dan frutos
Volkswagen ha iniciado programas de eficiencia que ya se traducen en menores costes y despidos: 10.600 empleados menos en seis meses. Mercedes y Volkswagen han destinado entre ambas más de 1.200 millones de euros a reestructuración. BMW, en cambio, no ha iniciado recortes y sigue invirtiendo con fuerza en fábricas en Alemania, Hungría y EE.UU.
4. Hundimiento de las rentabilidades
Audi apenas alcanza un 3,3% de rentabilidad operativa, y Porsche se queda en el 5,5%, muy lejos del 20% que aspiraba hace solo un año. Mercedes reduce su margen hasta el 4%-6%, lo que ha obligado a revisar a la baja todos los objetivos anuales. Solo BMW mantiene sus previsiones, gracias a una estrategia menos dependiente del coche eléctrico y una planificación más conservadora.
5. Menores beneficios, pero buena salud financiera

Volkswagen, BMW y Mercedes siguen contando con importantes reservas de liquidez, entre 22.800 y 28.400 millones de euros. Incluso Renault y Stellantis, que han sufrido más en ingresos, mantienen flujos de caja positivos o asumibles. Eso permite seguir invirtiendo en electrificación, software y conducción autónoma, aunque las reservas también comienzan a menguar.
6. Beneficios millonarios, pero lejos de los récords
A pesar de las dificultades, las grandes marcas alemanas siguen generando beneficios multimillonarios, lo que desmiente cualquier idea de crisis existencial. Eso sí, los márgenes ya no son los de antes: la época de ganancias desproporcionadas tras la pandemia ha terminado. Según los analistas, esto es una vuelta a la normalidad, no un colapso.
7. Más coches eléctricos, pero sin éxito en China

Las matriculaciones de coches eléctricos han crecido en Europa un 25% en el primer semestre, y un 35% en Alemania, hasta alcanzar las 249.000 unidades. El grupo Volkswagen domina el ranking con seis modelos entre los más vendidos, seguido por BMW. El Renault 5 lidera las ventas en varios mercados, y el Audi A6 e-tron se acerca al Top 10.
El gran problema sigue siendo China. Audi, por ejemplo, vendió solo 7.897 eléctricos en el primer semestre, cifra que marcas locales superan en una sola semana. Además, la rentabilidad de los eléctricos sigue siendo baja, y los fabricantes apenas informan del impacto económico de esta transición. BMW, por ejemplo, ha subido su cuota de eléctricos del 15,7% al 18,3%, pero ha visto cómo su beneficio caía un 30%, hasta los 4.000 millones de euros.
Frente a esto, las marcas chinas no paran de crecer y presentan cifras de matriculaciones en su mercado que se incrementan más del 50%, e incluso por encima en algunos casos del 100%. Un crecimiento exponencial que está expulsado a las marcas foráneas de su mercado a gran velocidad.
Conclusión

La industria del automóvil alemana vive un momento de transición, pero todavía no de colapso. Las tensiones comerciales, la presión de China y los desafíos tecnológicos están obligando a replantear modelos de negocio y estrategias industriales. Pero los pilares financieros siguen siendo fuertes, y las marcas que mejor se adaptan, como BMW, demuestran que es posible mantener estabilidad incluso en un entorno adverso. Eso si, una BMW que, como el resto de marcas, también cae con cada vez más fuerza en China, donde ha recordado sus ventas un 13.2% en 2024.
No cabe duda de que los próximos meses serán decisivos. La rentabilidad de los coches eléctricos, la presencia global equilibrada y la capacidad de innovar marcarán la diferencia entre quienes resisten y quienes caen en la irrelevancia. Porque si algo queda claro tras este primer semestre, es que la transformación del sector no da margen para el error.