
Lo que nunca debes ignorar al buscar un coche eléctrico de segunda mano
Cuando buscamos un coche eléctrico de segunda mano, la autonomía que marca la pantalla suele ser una de las principales referencias para muchos compradores. Pero esto es un error que debemos evitar comprobando otros aspectos que nos evitarán más de un disgusto.

El mercado de coches eléctricos de ocasión sigue creciendo, pero también lo hace la desconfianza de los compradores. Mientras que en los vehículos térmicos el kilometraje ha sido históricamente el principal indicador del estado de un coche usado, en los eléctricos esta referencia ha perdido buena parte de su utilidad. La clave está en otro factor: el estado de salud de la batería.
En 2025, apenas un 20% de los compradores de coches eléctricos de segunda mano afirma confiar en el mercado, frente a un 80% que sí lo hace cuando se trata de modelos con motor de combustión. Así lo reflejan los datos de Avere France y Mobilians, que apuntan a una desconfianza alimentada por la falta de transparencia sobre el estado real de las baterías.

La degradación de las baterías de coches eléctricos no es homogénea y depende de múltiples variables: la velocidad y tipo de carga, el estilo de conducción, el clima, o incluso el uso prolongado del sistema de climatización. Igual que ocurre con los móviles, una batería puede estar muy deteriorada aunque el coche tenga pocos kilómetros.
Más allá del kilometraje: el SoH y su impacto real en el precio

El SoH (State of Health, o estado de salud) de la batería es la medida que realmente importa al valorar un coche eléctrico usado. No solo determina la autonomía real disponible, sino que condiciona directamente la vida útil del vehículo. Según Bib Batteries, una empresa especializada en diagnóstico y seguimiento de baterías de litio, la media del estado de salud tras recorrer 100.000 kilómetros se sitúa en un correcto 90%, pero hay diferencias de hasta 15 puntos entre unidades con el mismo kilometraje.
Esto se traduce en una realidad poco conocida: dos coches aparentemente iguales pueden tener valores de mercado muy distintos. Comprar una unidad sin conocer el estado de su batería puede suponer un sobrecoste de hasta 6.000 euros. En cambio, encontrar un modelo con buena salud de batería aunque tenga más kilómetros podría ser una oportunidad mucho mejor.

Para abordar este problema, Bib Batteries ha lanzado EValue, un certificado que acredita el estado de salud de la batería. Este documento incluye información clave sobre la degradación del sistema, facilitando así una compraventa más justa y transparente tanto para particulares como para profesionales.
La idea es sencilla: quien quiera vender su coche eléctrico puede solicitar este certificado y así aportar una prueba objetiva del estado de su batería. Y quien quiera comprar, puede exigirlo como garantía para asegurarse de que no está pagando de más por un vehículo cuyo sistema energético esté ya muy degradado.
En un mercado que aún está madurando y donde los compradores aún no tienen herramientas claras para evaluar la calidad de los coches eléctricos usados, soluciones como esta pueden marcar la diferencia. Porque, a día de hoy, el mayor error al comprar un coche eléctrico de ocasión sigue siendo ignorar lo que realmente importa: el estado de su batería.


