
Prueban durante dos años el Tesla Model Y, y no se explican su éxito
El prestigioso portal norteamericano Motortrend ha estado probando durante dos años el Tesla Model Y, en su anterior generación evidentemente, y las conclusiones no pueden ser menos favorables para el SUV americano, que se enfrenta a una caída de ventas generalizado en su nueva generación.

Durante dos años, los redactores de Motortrend han convivido con el Model Y. Un SUV eléctrico de referencia en el mercado, un modelo que ha conseguido situarse en su momento como el coche más vendido del mundo, pero que sin embargo, tras recorrer apenas 40.000 kilómetros a su volante, la pregunta de los probadores es ¿cómo ha llegado tan lejos un coche con tantas carencias?
No todo ha sido negativo. Según los redactores, su sistema de sonido es correcto, sin brillar, y cuenta con un espacio de carga sobresaliente, tanto en el maletero como en el delantero. La integración con la aplicación móvil es práctica y el modo más suave de aceleración ofrece una respuesta progresiva. En este apartado, la facilidad de uso y el ecosistema digital se convierten en ventajas claras frente a algunos rivales.
Tesla Model Y: una experiencia de conducción frustrante

El gran problema llega al ponerse al volante. Desde el primer día, el SUV eléctrico mostró un carácter áspero y poco disfrutable. La suspensión transmite cada irregularidad y convierte los viajes en un ejercicio de paciencia. Aunque acelera con fuerza, el tacto del pedal es demasiado nervioso y acaba resultando incómodo incluso en trayectos cortos.
El chasis, lejos de transmitir precisión, mezcla un exceso de sensibilidad con tendencia al subviraje, lo que genera una conducción poco relajada y nada divertida. El modo de un pedal sí está bien conseguido, pero el freno convencional aporta poca confianza.
Más allá de lo dinámico, el coche acumula detalles irritantes. Las manetas de las puertas son un ejemplo de diseño fallido: incómodas, poco intuitivas y difíciles de localizar en la oscuridad. A eso se suma un sistema de apertura con el móvil que a menudo falla, obligando a insistir varias veces para entrar. Un diseño que se ha extendido como la pólvora entre la industria, cada uno con su formato.
En el interior, la gran pantalla central concentra todas las funciones. Algo que también se ha convertido en norma. Para el redactor, esto obliga a apartar la vista de la carretera para tareas tan simples como ajustar la climatización. Aunque los comandos por voz ayudan en parte, su poca precisión y la falta de botones físicos se convierte para el probador en un problema.

La calidad percibida también queda muy por debajo de lo esperado. Ruidos, crujidos y acabados mejorables acompañan cada trayecto, algo impropio de un coche que supera con facilidad los 50.000 euros.
En el apartado de ayudas a la conducción, el coche ofrece sistemas que parecen más un experimento que una asistencia real. El Autopilot cumple, pero no destaca frente a lo que ofrecen otras marcas. Peor aún es la experiencia con el sistema de conducción autónoma total, que el conductor ha indicado que "Tras varios sustos graves se ha demostrado como un producto inmaduro y potencialmente peligroso."
El coste añadido de estas funciones, que ha llegado a superar los 15.000 euros, no compensa para el probador la inseguridad y la falta de confianza que transmiten, a lo que hay que añadir que en Europa todavía están altamente "capados" a la espera de los cambios en la normativa que no terminan de llegar.
Consumos correctos y red de carga imbatible

En consumo, el coche ha promediado 19,3 kWh a los 100 km, con autonomías reales de entre 400 y 470 km para la versión Long Range dual Motor. No son cifras de récord, pero sí competitivas frente a rivales directos. La gran diferencia la marca la red de Supercargadores, que convierte los viajes largos en una experiencia mucho más sencilla, y económica.
Un recarga de 30 minutos añade unos 280 km, menos de lo que logran algunos modelos más modernos, pero más que suficiente para viajar con tranquilidad. Lo mejor es que nunca hubo que esperar para cargar, algo que sigue siendo un lujo frente a la saturación y fallos habituales de otros operadores.
La integración de servicios, actualizaciones y gestión desde la aplicación sigue siendo uno de los puntos más sólidos del coche. La facilidad con la que se gestionan los viajes, el mantenimiento y hasta la climatización aporta valor y ayuda a entender parte de su éxito. Eso sí, el paso por el taller no se libra de sorpresas: un simple parabrisas costó cerca de 1.600 euros, y el cambio de neumáticos y alineado tras 40.000 km ascendió a casi 1.850 euros.

Hoy el mercado ofrece alternativas con la misma red de carga, mejores calidades, mayor confort y precios similares. Incluso el propio fabricante ha lanzado una nueva generación de este SUV, mucho más refinada, pero que curiosamente está logrando unas cifras de ventas mucho menores que la anterior.
La conclusión del redactor no es muy optimista para Tesla, ya que indica que quien busque un coche eléctrico versátil y sin complicaciones encontrará opciones más equilibradas en otras marcas. Y quien insista en este modelo, debería optar por la versión más moderna y evitar las unidades anteriores, aunque no estará inmunizado frente a determinados fallos crónicos.
Fuente | Motortrend