
Los problemas continúan para Volkswagen, cuya alianza con Rivian atraviesa dificultades
Volkswagen podría verse obligada a posponer el lanzamiento de varios de sus modelos eléctricos de nueva generación debido a las dificultades que atraviesa su empresa conjunta con el fabricante estadounidense Rivian.

El año pasado, el Grupo Volkswagen sorprendió a propios y extraños al anunciar una masiva inversión de hasta 5.800 millones de dólares en la joven startup Rivian. El objetivo detrás de este movimiento era crear una empresa conjunta para desarrollar una arquitectura de software común, la cual tomaría como base la plataforma electrónica zonal del joven fabricante estadounidense.
Esta decisión se tomó a raíz de los numerosos retrasos y problemas experimentados por la división Cariad en el desarrollo del software de los futuros modelos eléctricos de Volkswagen: mientras que la plataforma MEB nació con algunos problemas electrónicos (los cuales a día de hoy están completamente solventados), la PPE vio pospuesto su debut a 2024. Lo mismo ha ocurrido con la SSP, que finalmente no llegará hasta finales de la década.
En un principio, el encargado de estrenar la nueva arquitectura electrónica desarrollada con Rivian sería el futuro Volkswagen ID. Lupo, todavía basado en la MEB. Este urbano, cuyo precio de partida debería situarse por debajo de la barrera de los 20.000 euros antes de ayudas, llegará al mercado en la recta final de 2027.
Sin embargo, no está claro que se vaya a poder cumplir este cronograma. Las últimas informaciones señalan que algunos modelos del fabricante alemán podrían sufrir importantes retrasos; por ejemplo, el futuro Audi Q8 e-tron vería pospuesto su lanzamiento al menos un año. Aparentemente, integrar la tecnología de Rivian está resultando más complejo de lo previsto.

Rivian no adaptará su software a modelos con motor de combustión interna
El personal de Volkswagen asignado a la joint ventute en las oficinas de California se encuentra muy por detrás del resto de equipos debido a que los esfuerzos actualmente se están centrando en el Rivian R2, que llegará a las carreteras en 2026. Los modelos alemanes tendrían menos prioridad, lo que estaría ralentizando la integración.
Otro problema radicaría en que Rivian nunca diseñó su software para vehículos con motor de combustión interna, mientras que sus socios planean que dicha tecnología de propulsión conviva durante un tiempo con sus modelos eléctricos. Puesto que los norteamericanos no tienen intención de adaptar sus sistemas, Volkswagen deberá utilizar su propio software en sus futuras propuestas térmicas.
El último punto de conflicto sería el grado de personalización permitido. El Grupo Volkswagen cuenta con una amplia cartera de marcas, y algunas de ellas como Audi o Porsche quieren adaptar de forma significativa el software, mientras que Rivian es más pragmática y apuesta por un enfoque estandarizado.
Fuente | Manager Magazin