Como muchos sabréis Noruega se ha convertido en un auténtico paraíso para el coche eléctrico, un mercado que se ha convertido en el que más ventas tiene por habitante de todo el mundo y que cada mes aumenta sus matriculaciones empujados por unos precios más competitivos y unos costes operativos sin competencia.
Pero este éxito tiene un problema, y es que en su momento además de exenciones fiscales y una red de puntos de recarga extensa, medidas que convertían a los eléctricos en objetos muy apetecibles, ayuntamientos como el de Oslo han puesto en marcha medidas adicionales como el permiso para que este tipo de coches circulasen por los carriles bus, una medida que dada la elevada tasa de matriculaciones ha comenzado a ser un problema.
Esta medida es realmente interesante y de la que hemos sido testigos en primera persona en nuestra visita a la capital noruega, donde hemos disfrutado de una conducción relajada incluso en las horas punta donde el tráfico era más que denso gracias a la posibilidad de usar sin limitaciones el carril reservado para los autobuses.
Pero el problema es que con 400 matriculaciones por mes, a las que tenemos que sumar las logradas por el Tesla Model S, que hasta mediados de septiembre había logrado colocarse en primera posición en ventas de turismo en Noruega, con 322 unidades, de los cuales una buena parte irán a parar a las calles de Oslo donde actualmente circulan casi 3.000 unidades cada día.
Esto ha supuesto un problema de congestión en los carriles bus, que están viendo como en ocasiones son incapaces de cumplir con el horario establecido por la acumulación de coches eléctricos en estos espacios, un privilegio que ha sido otorgado hasta el 2017 y que amenaza con convertirse en un problema grave para la capital noruega.
Vía | The Norway Post