Autobuses eléctricos. La mejor forma de reducir las emisiones contaminantes en carretera

Los coches eléctricos son una forma realmente interesante para lograr la reducción del consumo de combustibles fósiles, y con ellos las cifras de emisiones contaminantes. El principal problema son sus elevados costes, y que deben enfrentarse a unos modelos convencionales cada vez más eficientes, y mucho más económicos.

Pero en el mundo del transporte público de pasajeros la cosa es diferente. Los flamantes autobuses eléctricos pueden sortear algunas de las limitaciones de los turismos, empezando por el espacio para albergar baterías, lo que les permite llevar packs lo suficientemente grandes como para cubrir sus necesidades diarias. A esto hay que añadir que los trayectos de los autobuses suelen estar programados, por lo que es más fácil anticiparse y realizar una instalación de recarga.

Además los autobuses eléctricos tienen otro punto al que agarrarse. La poca eficiencia de los modelos diésel. Estos montan enormes motores con unos consumos medios monstruosos. Algo que convierte a los eléctricos en la alternativa más lógica.

En Estados Unidos las empresas de transporte están poniendo sus ojos en estos nuevos protagonistas. La media de consumo en este mercado es de nada menos que 62 litros cada 100 kilómetros. Al coste del carburante, hay que añadir el gran gasto en mantenimiento, una cifra que no es nada modesta.

Si tenemos en cuenta que en Estados Unidos un autobús medio recorre entre  65.000 y 96.00 kilómetros cada año, esto supone un gasto en combustible de entre 40.000 y 59.500 litros cada año. Esto traducido a euros, y teniendo en cuenta la tarifa media en Estados Unidos, 0.7 euros el litro, nos da que cada año uno de estos autobuses cuesta sólo en combustible entre 28 mil y 41 mil euros cada año.  En el otro lado los autobuses eléctricos de Proterra, el modelo americano ha logrado un consumo equivalente a apenas 8.7 litros cada 100 kilómetros. Una diferencia más que notable.

Eso si, los autobuses eléctricos al igual que le sucede a los turismos, todavía sufren un sobre coste importante. A pesar de su bajada de precios, un millón de dólares hace apenas dos años, ahora mismo un modelo de la propia Proterra ronda los 825.000 dólares. Como decimos, es todavía un precio muy por encima de un sector que promedia los 447.000 dólares por unidad.

Pero a largo plazo la inversión es más que rentable a favor de los eléctricos. Según la autoridad de tráfico de los Estados Unidos, un autobús convencional puede necesitar entre 500.000 y 600.000 dólares en combustible a lo largo de una vida útil, estimada en 12 años. Por su parte un modelo eléctrico dejará esa cifra en 80.000 dólares, dependiendo de la forma de obtener la propia electricidad.

Esto quiere decir, que incluso con sus elevados precios, los autobuses eléctricos ya son más rentables que los modelos diésel, y por supuesto, nos permiten reducir de forma importante las emisiones de un sector que es culpable de una buena parte de la contaminación en nuestras ciudades.

Vía | Slate