Resulta llamativo que el segundo mercado en Europa para el coche eléctrico, por porcentaje de penetración, sea uno de los pocos que no ofrece ayudas a la compra de coches a los compradores particulares. Hasta ahora Holanda ha restringido las ayudas a una reducción fiscal, disponible sólo para empresas y flotas.
Ahora desde la organización BOVAG se ha lanzado una propuesta a los Ministerios de Infraestructura y Medio Ambiente, además del de Economía y Hacienda, para poner en marcha antes de finalizar el año un nuevo programa de ayudas 2017-2020, que permita corregir algunos de los problemas del actual sistema.
El primero y más importante es que se propone la puesta en marcha de una ayuda directa, que además de empresas, también pueda ser accesible para los particulares. Una ayuda de entre 5.000 y 10.000 euros para los vehículos capaces de moverse en cero emisiones.
La segunda medida sería una reforma de la fiscalidad de este tipo de vehículos. En estos momentos Holanda cuenta con un sistema escalado, que va desde el 7% de impuestos para los eléctricos puros, un 14% para los híbridos enchufables, llegando al 25% para los que no disponen de sistema eléctrico ni híbrido. Todo marcado por unas tablas según las emisiones de CO2.
La propuesta va en el camino de poner en marcha un sistema uniforme con una tasa del 21% para todos los coches, con una deducción para los eléctricos de 10 puntos. De esta forma se evitan grandes diferencias con el resto de países de la UE. También se obligará a la devolución de la ayuda, de forma prorrateada, en caso de que el coche salga del país después de recibir ayudas.
Y es que se calcula que gracias al sistema fiscal, un 12% de los coches eléctricos vendidos en Holanda «emigran» a otros mercados, principalmente el alemán.
También se aboga por la eliminación del impuesto de matriculación para los vehículos eléctricos. Al mismo tiempo que propone aumentar el coste de dicho impuesto a los modelos diésel sin filtro de partículas. Una forma de financiación directa donde los más contaminantes ayudan a vender coches más respetuosos y que proporciona a los ayuntamientos una poderosa herramienta para reducir las cifras de emisiones en sus ciudades.
De esta forma el propietario que opte por un coche eléctrico en Holanda tendrá que abonar un impuesto de compra de apenas el 11%, no tendrá que pagar impuesto de matriculación, al mismo tiempo que disfruta de una ayuda directa.
Un ambicioso programa que tiene como objetivo hacer a este tipo de coches más atractivos, y que se ha marcado como objetivo lograr alcanzar las 200.000 unidades vendidas para 2020. Una cifra muy interesante para un mercado tan pequeño como el holandés, y un sistema que una vez desarrollado, puede servir de ejemplo para otros mercados.
Vía | Bovag (holandés)