El New York Times ha publicado ayer una interesante noticia donde el autor reflexiona sobre las razones de las bajas ventas de coches eléctricos. Unas ventas que según el presidente Obama hace siete años tendrían que alcanzar el millón de unidades para 2015, de las cuales apenas se han logrado 330.000.
¿Cuales son las razones? Podríamos pensar que la autonomía de esta primera generación ha podido ser un problema. Pero en el mercado ha modelos como el Chevrolet Volt dotado de un extensor de autonomía, y a pesar de lograr por momentos cifras decentes, no ha sido el éxito que se esperaba. Tampoco la llegada de nuevos protagonistas, como el BMW i3, ha logrado espolear las ventas.[blocktext align=»left»]Según Consumer Reports, los concesionarios norteamericanos no saben vender coches eléctricos [/blocktext]
El precio suele estar entre el top 3 de los causantes de las bajas ventas. Un coste que se ha reducido paulatinamente tanto con rebajas, como con el lanzamiento de versiones menos equipadas de los modelos a la venta. La red de recarga es el otro motivo para una generación de coches con autonomías reducidas.
Pero según el New York Times, el principal problema es curiosamente, la fiabilidad de los propios coches. No son vehículos infalibles, pero la mayor simplicidad del sistema eléctrico de uno de estos coches hace que sus visitas al taller sean inferiores a un modelo gasolina o diésel.
Esto ha provocado que muchas concesiones no se hayan tomado muy en serio el coche eléctrico, tanto relegando su exposición a zonas marginales, como directamente desincentivando la compra a los clientes. Las historias de comerciales minimizando la autonomía (algunos mantienen el nivel de carga bajo mínimos para asustar a los que se atreven a probar una unidad) e indicando que las reparaciones tendrán un coste astronómico son por desgracia habituales.
Más preocupantes son los discursos de agentes como el presidente de la asociación de concesionarios de Estados Unidos. Un poderoso grupo comercial que se ha caracterizado en los últimos años por su presión contra la red de ventas directas de Tesla.
El Sr Forrest McConnell ha declarado que «Sólo el 14% de los clientes tienen como principal preocupación la eficiencia de sus coches. Por suerte el 86% restante no piensa así«.[blocktext align=»right»]Tesla Motors y su lucha contra los concesionarios [/blocktext]
La solución tendría que llegar de la mano de la regulación del gobierno. Tenemos el ejemplo de California, que gracias a su ley del aire ha logrado acumular la mitad de las ventas totales de coches en Estados Unidos estos últimos siete años. Una normativa que exige a los fabricantes a tener coches eléctricos en su oferta, y a venderlos. De lo contrario no logran los créditos de emisiones para compensar las ventas de sus modelos con motor de combustión.
Y es que resulta absurdo que grandes fabricantes que se gastan enormes cantidades de dinero en el desarrollo de coches eléctricos, en campañas publicitarias, y que luego dejan la parte más importante como es la relación con el cliente final al libre albedrío, y a la estrategia de cada uno de los miles y miles de concesionarios que cada marca tiene por el mundo adelante.
Vía | NY Times