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Se acerca la guerra del litio. Demanda por encima de la producción, nuevos actores, más competencia…

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En las últimas décadas el mercado de la extracción y refinado del litio ha sido un negocio en manos de tres o cuatro grandes empresas. Grandes dinosaurios que apenas han evolucionado, y que ahora se enfrentan al mayor cambio que ha vivido esta industria en su historia.

La llegada de los coches eléctricos ha provocado un incremento drástico de la demanda de litio. Una producción que ha visto incrementados sus precio de una forma muy importante. Como ejemplo los 13.000 dólares por tonelada pagados en diciembre por el material llegado de China. Más del doble de lo que cotizaba dos meses antes.[blocktext align=»left»]emisionesComparativa de las emisiones de un coche gasolina contra un coche eléctrico. Desde la fabricación hasta el final de su vida útil [/blocktext]

La llegada de nuevos actores amenaza con revolucionar todo el sector. Además de la oferta de los grandes fabricantes, como Renault-Nissan o Tesla, la llegada de nombres como Apple, Google o Faraday Future, hace que el futuro de la demanda de litio sea vista con mucho optimismo, pero al mismo tiempo abra una guerra por controlar la producción de lo que ha sido denominado «la gasolina del siglo XXI».

La apertura de las denominadas gigafábricas de baterías, disparará la demanda de litio. Se estima que para 2020 la demanda se incremente un 150%, con unos coches eléctricos que se estima tendrán una tasa de crecimiento de entre el 20 y el 30% anual. Esto supondrá que para 2021 la cantidad necesaria para atender la demanda llegue al millón de toneladas al año. Una cifra que ahora mismo está muy lejos de la actual capacidad que en 2015 se ha quedado en 202.800 toneladas. (fuente)

Esto abre un nuevo escenario donde el oligopolio de la explotación del litio se tendrá que enfrentar a la llegada de nuevas empresas. Compañías más modernas, capaces de explotar el litio de una forma más eficiente y económica. Una batalla comercial de incierto resultado. Puede suponer un incremento de los precios, en caso de que incluso estas nuevas empresas no sean capaces de ofrecer el litio necesario, o podría traer una bajada por la propia competencia.

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Grandes nombre, como la Australiana Río Tinto, están barajando entrar en este negocio. Una mina que estaría situada en Serbia. Un ejemplo de lo variada que puede ser la localización tan amplia de la explotación del litio. Desde Chile, Argentina, hasta Estados Unidos, China y Europa.

Lo que está claro es que la guerra por situarse en el negocio no ha hecho más que empezar. Por otro lado también se extrae que parece que el menos a corto y medio plazo, habrá negocio para todos. La cuestión es ver quién se hace con el control de la producción de litio a largo plazo.

La otra conclusión es que esto no hay quién lo pare. La demanda de coches eléctricos no hará más que crecer en los próximos años, arrastrando a la industria de la extracción y refinado de litio.

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Vía | Oilprice

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