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El coche eléctrico no será un desastre para el medio ambiente

En los últimos tiempos estamos viendo como aumenta el interés en el coche eléctrico como una forma más sostenible de transporte. Algo que supone irremediablemente una amenaza para el sistema actual dominado por los combustibles fósiles, que tanto dinero ha generado para determinados estados y empresas. Es por eso que según se acelera el interés del consumidor, también aparecen cada vez más estudios que intentan frenar su avance con medias verdades, o directamente mentiras.

El otro día veíamos como se comentaba que recargar un coche eléctrico en una electrolinera costaba el triple que un coche diésel. Algo que hemos desmontado con los datos reales a día de hoy.

Ahora lo que nos llega es un presunto estudio que se titula nada menos que: «Los nefastos problemas que tendría la humanidad si todos los coches fueran eléctricos». El autor de este informe es el físico ruso Mikhail Kovalchuk, presidente del Instituto Kurchátov. Un informe que ha sido publicado sin rubor por muchos medios internacionales, y también unos cuantos nacionales.

Según el Sr Kovalchuk “La utilización de los coches eléctricos supone un engaño absoluto. Si la totalidad de coches utilizados en nuestro planeta Tierra usasen electricidad mañana, serían necesarias 3 veces más de la electricidad producida actualmente. Una cuestión imposible de conseguir. Si lo hiciesen, a partir de mañana mismo habría muertes como consecuencia de la combustión del carbón y la lluvia ácida que provocaría”.

Al mismo tiempo el físico ruso pone sobre la mesa una realidad, y es que la prioridad a la hora de alimentar una flota de coches eléctricos debe encaminarse mediante el uso de energías limpias. Algo en lo que tiene toda la razón, y que choca con sus declaraciones apocalípticas sobre una flota eléctrica.

Y es que normalmente cuando se quiere desacreditar al coche eléctrico se suelen usar cifras absolutas. Si se puede producir electricidad con carbón, entonces diremos que todos los coches se alimentarán con la quema de este mineral. No un porcentaje, sino todos.

Pero la realidad es que las energías renovables no paran de incrementar su presencia, empujadas por la bajada de precios y también por las perspectivas del uso de grandes parques de baterías que permitan compensar su intermitencia. Por ejemplo en California hay en marcha un proyecto para poner en funcionamiento un total de 567.5 MW de potencia instalada, y 2.270 MWh de capacidad. Cifras que podemos comparar con el mayor hasta ahora, el parque de Tesla en Australia con 100MW y 120 MWh.

Unas renovables que la organización IRENA en su último informe, publicado en marzo de 2018, indica han logrado una capacidad total de 2.179 GW, con un crecimiento en los últimos ejercicios que se ha mantenido entre el 8 y el 9% cada año.

Una energía mucho más sostenible, pero también cada vez más económica. Algo que empujará las inversiones en parte gracias también al consumo procedente del coche eléctrico, y al potencial de tecnologías asociadas que pueden ayudar a mejorar la eficiencia de la red eléctrica. Tecnologías como el V2G, que convertirá a millones de coches en acumuladores de energía durante las horas de menor demanda, y que la liberarán en las que el mercado aumenta sus necesidades.

El resultado como vemos no será ni mucho menos un desastre para el medio ambiente. Y es que las previsiones de organizaciones como la Agencia Internacional de la Energía indica que a partir de 2030 fuentes como el carbón comenzarán a descender en su capacidad de producción, momento en el que se espera que las ventas de coches eléctricos se dispare. Algo que coincidirá con un incremento importante de las renovables.

Por lo que no habrá lluvia ácida, ni el coche eléctrico será el final de la humanidad.

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Vía | Forpost

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