Estos días las acciones de Tesla están viviendo un renacimiento después de un octubre negro. Los títulos llegaron a mínimos históricos empujados por las dudas sobre la capacidad del fabricante de lograr escalar la producción del Model 3, y también de que estos lograsen los anunciados y deseados beneficios. Pero una vez presentados los resultados, los títulos rebotaron de forma intensa hasta llega a las cuotas actuales.
Lo más llamativo es que si echamos la vista atrás y repasamos la evolución de dichas acciones, podemos ver como estas no paran de subir a largo plazo. Sobre todo cada vez que uno de sus modelos logra escalar su ritmo de producción. Algo que como vemos en el gráfico inferior, ha sucedido de forma periódica con la llegada de cada nueva propuesta.
Por ejemplo, el Model S llegó al mercado en 2012, año en el que entregó apenas 2.600 unidades. Un año después la cifra creció hasta las 22.400 unidades. Una señal que animó a los mercados que comenzaron a aupar a las acciones de los de Elon Musk, que por entonces cotizaban a apenas 34 dólares.
Posteriormente en 2015 comenzarían las entregas del Model X, que de nuevo animó las acciones. Un Model X que arrancó con una tasa de apenas 25 unidades a la semana a principios de año, pero que no logró su escalada hasta principios de diciembre de ese mismo año, cuando llegó a las750 unidades a la semana. Momento en el que de nuevo las acciones rebotaron después de una fuerte caída precisamente por las dudas a si serían capaces de acelerar el ritmo de producción.
Entonces llegó el gran salto. Incluso antes de la primera presentación del Model 3, el 31 de marzo de 2016, las acciones de Tesla comenzaron una importante subida ante los rumores del potencial del coche. Después de algunas bajadas, el anuncio del arranque de la línea del Model 3 elevó las acciones de Tesla hasta su máximo hasta el momento, 383 dólares. Una cifra que no mantendría mucho tiempo, y que dio paso a un periodo de dudas por la capacidad de Tesla de escalar la producción.
Pero incluso en estos turbulentos momentos, que llegaron a su máxima expresión con el anuncio de Elon Musk de sacar a Tesla del mercado bursatil, y la posterior investigación del regulador norteamericano, con el resultado de una multa e inhabilitación para presidir el consejo durante tres años y que derrumbaron las acciones de nuevo a mínimos, la realidad es que tanto el producto como la capacidad de producción, y las cuentas, eran de lo más positivas lo que propiciaron que los mercados se olvidaran de todos los problemas y de nuevo empujaran a las acciones a sus actuales 346 dólares.
Esto supone un 917% más que en los primeros días de la escalada de producción del Model S. Un crecimiento que para muchos continuará tanto por el aumento del ritmo de fabricación del Model 3, como el incremento de los márgenes de beneficio, así como con la expansión internacional. También se apunta a otros nichos de mercado como la llegada del Semi, que promete inyectar dinero después de un largo período de inversión, así como el nuevo Roadster.
Pone la guinda del pastel un Tesla Model Y que llegará en 2020, y que amenaza con superar el enorme éxito del Model 3, y que para muchos inversores supondrá que las acciones de Tesla lleguen ya en 2019 a los 400 dólares, y superen los 500 dólares de cotización un año después.
