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¿Se acerca el fin de los coches híbridos por el empuje de los eléctricos?

Los vehículos híbridos se popularizaron hace más de veinte años como un intento de los fabricantes por reducir las emisiones de gases contaminantes y el consumo de combustible, concienciando así a los clientes de que había que tomar una cierta preocupación por el planeta y de que existía una forma alternativa a sus desplazamientos, un poco más limpia y diferente a los vehículos tradicionales alimentados por gasolina o gasóleo.

Al principio eran muy pocas marcas las que ofrecían un modelo con este tipo de tecnología: la más conocida, Toyota, con su famoso Prius que lleva siendo el híbrido por excelencia de la marca desde 1997, aunque no fue el único. Honda, por su lado, sacó su modelo Insight dos años después como respuesta a las exigencias de ciertos gobiernos locales que ya demandaban medidas para la mejora de la calidad del aire.

Estos vehículos se han ido haciendo más comunes en el panorama automovilístico de tal manera que ahora prácticamente todas las marcas ofrecen alguna versión híbrida de sus modelos. Incluso desde hace pocos años, con el surgimiento serio de los cada vez más demandados vehículos eléctricos, ha aparecido un nuevo concepto de automóvil: los híbridos enchufables, vehículos que combinan un motor térmico con un motor eléctrico al que además se le añade la opción de poder cargar sus baterías de forma independiente mediante una toma de corriente.

Estos vehículos, nacidos en origen como una alternativa menos contaminante a los automóviles tradicionales con motores de combustión interna, se han ido transformando a lo largo de los años como el escalón necesario para realizar la transición del petróleo a la electricidad. Los híbridos enchufables, la última evolución de este tipo de medio de transporte, marcan el último paso antes de la completa electrificación del parque móvil, una forma alternativa de desplazarse que ha tocado su punto más alto y que puede estar comenzando su desaparición paulatina.

Bloomberg aporta una serie de datos que coinciden con este planteamiento en un artículo en el que también se preguntan por la continuidad de los vehículos híbridos y concretamente de los híbridos enchufables. Pone como ejemplo al BMW 530e, una versión híbrida enchufable de la berlina del fabricante alemán con 48 kilómetros de autonomía en modo totalmente eléctrico y que alcanza una velocidad máxima de 235 km/h, y lo compara con un Model 3 eléctrico.

El Serie 5 es un coche más grande y mejor acabado, con más detalles de equipamiento y un renombre en el mercado. Sin embargo, eso de cara a los clientes no parece importar, ya que desde que el Tesla llegó a los primeros clientes a finales de 2017, la proporción de ventas es de 15 a 1 a favor del Model 3. Respecto a este hecho, Gil Tal, el director del Centro de Investigación de Vehículos Eléctricos e Híbridos Enchufables de la Universidad de California, afirma que «un coche completamente eléctrico es una solución mucho más elegante. Es muy simple de construir y requiere muy poco mantenimiento«. Respecto a los híbridos enchufables, sostiene que «son los ruedines que necesita la industria del automóvil para dar el salto a los coches eléctricos«.

Según los datos publicados por Bloomberg New Energy Finance, las ventas de vehículos totalmente eléctricos en Estados Unidos son tres veces mayores que las de los híbridos enchufables, y advierte de que en los próximos meses también superarán en ventas a los híbridos convencionales, momento en el que marcas como Toyota empezarán a pasar apuros para matricular la mayoría de sus vehículos.

Irónicamente, esta disminución paulatina de las ventas de vehículos híbridos llegan cuando estos han alcanzado cotas de fiabilidad y rendimiento muy buenas, probablemente debido a la polarización del mercado: en el país estadounidense, solo un 5% de las ventas han sido de automóviles con este tipo de planta motriz. El resto, o bien ha seguido comprando un vehículo convencional con motor térmico o se han ido hacia uno totalmente eléctrico como un Nissan LEAF o un Tesla. Muchos de los compradores que hubieran optado por un híbrido enchufable están esperando a que aumente la oferta en el sector de los eléctricos para decidirse a dar el paso.

La analista de Autotrader, Michelle Krebs, analiza esta paradoja: «Cuando le preguntamos a la gente si está interesada en un híbrido su respuesta es afirmativa. Pero luego ves lo que compran y cómo compran y no se corresponde con lo que han dicho«. Michelle apunta que las ventas de vehículos híbridos se han ido desvaneciendo desde 2013, año en el que llegaron a su máximo de un 3% de cuota de mercado. Gil Tal apuesta por una respuesta mucho más simple: «las personas son mucho más ignorantes sobre los vehículos híbridos enchufables que sobre los totalmente eléctricos, y estos últimos llaman más la atención. En general, los compradores no invierten la mayor parte de su tiempo en qué vehículo comprar, sino en encontrar el mejor precio para un modelo en el que ya se han fijado«.

Otro de los factores a tener en cuenta es el precio de los combustibles, el cual no hace que un vehículo de combustión sea mucho más barato a la larga que uno totalmente eléctrico, dado que no paran de proliferar los puntos de recarga e incluso existe la posibilidad de instalarlos en casa, con un precio del kWh notablemente inferior al litro de combustible. La teoría de que los vehículos híbridos son solo un modo de transición hacia la electricidad se ve reforzada por la política de ciertos fabricantes, como Audi o Porsche, que han cancelado sus modelos híbridos enchufables y van a apostarlo todo por la electricidad. O marcas como Jaguar que han saltado directamente de los motores de combustión a los packs de baterías.

De todas formas, la muerte de los híbridos, del mismo modo que la muerte de los vehículos de combustión tradicionales, aunque se anuncie reiteradamente puede alargarse durante muchos años, y solo las administraciones pueden darle el toque final a una tecnología que ya ha cumplido los 132 años.

Vía | Bloomberg

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