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¿Qué potencia de carga hará falta para que los coches eléctricos tarden en repostar lo que un gasolina?

Actualmente, podríamos señalar cuatro problemas principales que separan al coche eléctrico de la adopción masiva. El primero de ellos es la autonomía, pues no consiguen alcanzar las cifras de los modelos térmicos. El segundo es el precio, pues todavía son vehículos demasiado caros para la mayor parte de la población. El tercero es la falta de infraestructura de carga, necesaria para viajar, y el cuarto son los tiempos de carga, que hacen esos mismos viajes demasiado largos.

El primer problema se está solucionando poco a poco gracias a la llegada de nuevas baterías cada vez más capaces: en los próximos años, los coches eléctricos irán aumentando su autonomía hasta llegar a niveles similares a los vehículos de gasolina (para alcanzar las autonomías de los diésel todavía queda más tiempo).

El segundo problema, íntimamente relacionado con el coste de las baterías, también se está solucionando gracias al aumento de la producción y la disminución de la dependencia de materiales de precio elevado como el cobalto. Así, el precio de las baterías debería seguir cayendo en los próximos años, lo que unido a una mayor sencillez mecánica que los motores térmicos permitirá a los coches eléctricos igualar el precio de sus contrapartes de combustión en unos años.

El tercer problema, de nuevo, también está en vías de solucionarse: de un tiempo a esta parte, se están creando numerosas redes de carga, tanto a nivel europeo (IONITY), como a nivel nacional (Iberdrola). Precisamente la red de Iberdrola será un antes y después dentro del panorama español, pues con más de 200 electrolineras de carga rápida y ultra-rápida, conectará todas las capitales de provincia y las principales carreteras del país (A-1, A-2, A-3, A-4, A-5, A-6, A-7, A-8 y Ruta de la Plata).

Respecto al cuarto problema, por el momento parece que será el que más tarde en resolverse, pues para conseguir tiempos de carga reducidos hacen falta altas potencias. Si bien dentro de poco Porsche y Audi lanzarán sendos modelos (Taycan y e-tron GT) dotados de carga a 350 kW, lo cierto es que la mayor parte de los coches eléctricos del mercado todavía no llegan siquiera a 150 kW, quedándose en 50 kW los más veteranos y en 100 kW los más modernos.

El tiempo de carga depende tanto de la capacidad de la batería como de la potencia del cargador, así como de la cantidad de carga que pueda aceptar el coche: un modelo dotado de una batería de 50 kWh conectado a una potencia de 100 kW tardará alrededor de una hora en cargarse al 80% si el coche admite una potencia máxima de 50 kW, o en media hora si admite los 100 kW al completo.

Lo más probable es que entre los coches más generalistas se empiecen a popularizar capacidades de entre 50 kWh y 70 kWh a principios de los años 20, mientras que los premium se irán a capacidades de entre 80 kWh y más de 100 kWh. Más allá, con la llegada de las baterías de electrolito sólido, posiblemente las baterías lleguen a capacidades superiores.

Pongamos que cuando el coche eléctrico se haya asentado de forma definitiva a mediados de los años 20, podamos encontrar coches eléctricos de ventas masivas capaces de llegar a 550 km de autonomía real en mixto gracias a unas baterías de 85 kWh. Teniendo en cuenta que a día de hoy un coche térmico tarda de media 7 minutos en repostar (echar gasolina + pagar), para igualar dicha velocidad los puntos de carga tendría que llegar a unos 730 kW de potencia.

Con todo, habría coches con mucha más capacidad (por ejemplo, ahora están comenzando a salir coches con entre 100 kWh y 200 kWh de capacidad, como el Tesla Roadster, los Rivian R1S y R1T, el Lucid Air, el Fisker EMotion, etc), por lo que probablemente una buena cifra fueran 1000 kW de potencia, que permitiría cargas al 80% en 5 minutos para los coches de 85 kWh, y en 9 minutos para los de 150 kWh (800 km de autonomía).

Sin embargo, todavía faltan por llegar tanto coches eléctricos capaces de aceptar cargas tan elevadas, como estaciones de carga capaces de entregarlas. Y más allá de eso, cabe preguntarse si realmente podrán desplegarse puntos de carga tan potentes de forma sostenible. Por lo tanto, más allá de la llegada del electrolito sólido a mediados de la década que viene, que popularizará las recargas ultra-rápidas, es probable que la implantación de un coche eléctrico suponga un cambio de mentalidad a la hora de repostar, siendo más factible que se popularicen las cargas a 350 kW (unos 15 minutos para cargar al 80% unas baterías de 95 kWh) que la instalación de puntos de 1 MW.

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