En los primeros años de despliegue de la movilidad eléctrica, los híbridos enchufables se han situado como una alternativa intermedia a los coches eléctricos puros. Ofrecían una experiencia eléctrica, pero sin el miedo a quedarse sin autonomía en un mercado donde la infraestructura de recarga brillaba por su ausencia. Pero son diversos los factores que están provocando un desplome en sus ventas que nos indican que podríamos estar ante el principio del fin de estos sistemas.
El pasado año las ventas de coches eléctricos puros e híbridos enchufables se repartieron el mercado casi al 50%. Pero en los últimos meses del 2018 los enchufables han comenzado a resentirse de una serie de factores que están erosionado paulatinamente sus ventas, y por ejemplo en diciembre en Europa se han entregado un 66% de eléctricos puros, y un 34% de híbridos enchufables. Algo que supone un incremento de los eléctricos de un 70%, mientras que los híbridos han caído un 20% respecto al año anterior.
Las razones para este desplome son varias. Por un lado la entrada del nuevo ciclo WLTP ha tenido un fuerte impacto en estos modelos, que han visto como se terminaba el chollo de la medición del viejo NEDC. El resultado, unas pruebas más reales que suponía que de los 10 enchufables más vendidos, 9 han superado la barrera de los 50 gramos de CO2 por kilómetro que lograban con el viejo sistema. Algo que ha tenido como resultado la retirada o reducción de incentivos en los principales mercados, y para muchos modelos incluso su salida del mercado.
Otro factor importante es el incremento de las autonomías de los coches eléctricos. Los enchufables han sido creados como un paso intermedio hasta que los eléctricos lograsen alcanzar un elevado nivel de autonomía. Algo que ya están comenzando a lograr gracias a propuestas como el Hyundai Kona, con sus más de 400 kilómetros reales, así como la llegada de otros como el Tesla Model 3, que se acerca a los 500 km. Una oferta que no para de aumentar, y que tendrá en el 2020 un momento de explosión en cuanto a la oferta. Algo que seguramente ya esté afectando a la decisión de muchos usuarios que valoraban un enchufable, pero a la vista de la evolución de la tecnología, han decidido dar el salto, o esperar, a un eléctrico puro.
Añadir en este tema la expansión de las redes de carga, que sobre todo en el centro y norte de Europa donde está logrando una densidad más que notable. Mercados clave para los híbridos enchufables, donde cada vez es más fácil moverse en un eléctrico.
También añadir que un sistema híbrido enchufable supone contar con dos tecnologías diferentes en un mismo vehículo. Algo que encarece de forma notable la propuesta, y complica su desarrollo. Además de en muchos casos, al usar plataformas no preparadas para este sistema, significa la pérdida de espacio en la zona de carga o para los ocupantes.
Factores que seguramente jueguen en contra de los enchufables a la hora de que las marcas decidan futuros desarrollos. Algo que reducirá todavía más su competitividad, el número de modelos a la venta, y consecuentemente sus ventas.
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