La Casa Blanca ha anunciado la decisión del presidente Trump de retrasar hasta seis meses la activación de los nuevos aranceles para coches fabricados en Europa debido a las conversaciones actualmente en curso con las autoridades del viejo continente. Sin embargo, Trump afirma que los vehículos importados pueden amenazar la economía de Estados Unidos, algo que no ha hecho demasiada gracia a la Unión Europea.
Por el momento esta decisión ha permitido evitar un conflicto similar a la guerra comercial que se está viviendo actualmente entre Estados Unidos y China. Así, tanto Europa como Japón se mantienen expectantes, pues no termina de estar claro qué camino tomará finalmente el gobierno estadounidense respecto a esta delicada situación.
Los planes del gobierno norteamericano pasaban por aumentar los aranceles hasta en un 25%, algo que afectaría de forma notable a numerosas marcas europeas, sobre todo alemanas. Con todo, Trump ha ordenado al Representante de Comercio de Estados Unidos, Robert Lighthizer, que prosiga las negociaciones con la Unión Europea, Japón y cualquier otro país que considere apropiado e informe dentro de los próximos 180 días. En caso de no llegar a un acuerdo, Trump decidirá qué medidas tomar.
La Alianza de Fabricantes de Automóviles, un grupo que representa a General Motors, Volkswagen, Toyota y otros fabricantes de vehículos, ha declarado recientemente que las compañías están profundamente preocupadas con esta situación, que podría ocasionar un aumento en los precios de los automóviles. Esta situación ha causado que incluso algunos miembros prominentes del Partido Republicano se hayan mostrado abiertamente en contra de las medidas. Este nivel de proteccionismo resulta llamativo en un país que se ha caracterizado a lo largo de los años por su claro apoyo a las políticas liberales, que defienden entre otras cosas el libre mercado.
El hecho de que estas medidas se pospongan salva por el momento a Tesla de sufrir una respuesta por parte de Europa similar a la vivida en China, donde sus vehículos han subido de precio de forma muy notable debido a los nuevos aranceles aprobados a raíz de la guerra comercial con Estados Unidos, algo que les ha restado mucha competitividad en el mayor mercado de coches eléctricos del mundo. Precisamente por ello, Tesla se está dando prisa por finalizar la construcción de su Gigafábrica 3 en Shanghái, pues le permitirá vender el Model 3 (y en el futuro el Model Y) en el país sin que se vea afectado por los aranceles.
Fuente | Autoblog
