¿Quieres estar informado diariamente con las últimas novedades del mundo del motor?

Ahora no Permitir

Alemania emite un documental donde se vuelve a insistir en que el coche eléctrico puede suponer un mayor impacto ambiental que los diésel o gasolina

Desde hace unos meses estamos viendo como se intensifica la campaña de desprestigio contra el coche eléctrico. Como ejemplo el estudio del profesor de la Universidad de Colonia ,Christoph Buchal, que indicaba que todo el proceso de extracción de los componentes que dan forma a la batería, como el litio, el cobalto, o el manganeso, hacen que las emisiones en la producción del vehículo sea superior a las que emitirá un equivalente diésel en su vida útil. Un estudio que ya ha sido rebatido por diferentes expertos.

Ahora desde el Canal alemán Das Erste se ha lanzado un documental en el que se profundiza en el tema y se analiza el impacto industrial y ecológico de la extracción del litio. Un proceso que indican requiere de movilizar grandes cantidades de agua, y usar químicos para su separación. Algo que tiene según el propio documental tiene efectos sobre la población local y su ganadería. Un estudio que concluye que a similares niveles de autonomía, un coche eléctrico supondrá un mayor impacto en cuanto a emisiones que un diésel o gasolina.

Por supuesto no hay que analizar demasiado los datos para saber que se trata de un simple sensacionalismo que parte de la base de que cualquier actividad humana tiene un impacto ambiental, tanto en un coche eléctrico como un modelo con combustión interna. La principal diferencia es que una vez el coche está en la carretera el primero no realizará ninguna emisión, mientras que del tubo de escape del segundo saldrán elementos mucho más peligrosos que el CO2.

En este punto suele salir que realmente el coche eléctrico no emite, pero si lo hace la producción de su electricidad. Pero de nuevo hay grandes diferencias ya que además de la tendencia hacia un mix cada vez más limpio gracias a la expansión de las renovables, podemos decir que incluso de las fuentes más sucias, como el carbón, salen agentes menos contaminantes que de un motor diésel. Unas emisiones que además se realizan lejos de las zonas más densamente pobladas. Justo lo contrario de los motores de combustión interna.

Un incremento de las energías renovables que no sólo permitirá recargar de una forma más limpia un coche eléctrico, sino que también permitirá alimentar de una forma más sostenible a las instalaciones dedicadas a la producción de las propias baterías.

Añadir que aunque se tiene a centrar la atención de la producción del litio en los países sudamericanos, lo que permite poner a sus comunidades indígenas como afectados por la extracción, realmente la mayor parte de este mineral procede de las minas de Australia, que cada año sacan adelante más cantidad que el resto de países juntos. En 2018 han logrado llegar a las 51.000 toneladas métricas, seguida por las apenas 16.000 toneladas métricas de Chile o las 8.000 de China.

Un litio que todavía está comenzando a ser descubierto, y que incluso cuenta con potenciales yacimientos en lugares como California, a pocos kilómetros de la Gigafábrica de Tesla, o Europa, con grandes reservas en Portugal.

Desde el documental se indica que la posición de algunos políticos y fans de marcas como Tesla están equivocados, y que su apuesta por el coche eléctrico «No será algo bueno para el medio ambiente«. También añaden el impacto que esta industria tendrá en la población de otros lugares famosos por sus reservas de litio, como la provincia argentina de Jujuy. Una región con una densidad de población de apenas 13.67 habitantes por km cuadrado, y que engloba a la mayor parte en las zonas urbanas alejadas de los yacimientos.

La conclusión es que esta campaña para poner de relieve el impacto industrial de la producción del coche eléctrico podría tener su punto de interés si se centrase en forzar a las empresas a realizar una producción más sostenible y respetuosa con el medio ambiente y las comunidades donde se extraen los elementos que le dan forma. También a realizar una mayor exigencia a la hora de tal como se fuerza a la producción de coches cada vez más limpios, extender estas exigencias a la fabricación de los mismos.

Pero estas peticiones perfectamente válidas pierden su razón y peso al tratar de meter con calzador el mensaje de que los coches eléctricos son más perjudiciales para el medio ambiente que los coches con motor de combustión. Unos vehículos diésel y gasolina cuya eficiencia ha mejorado con el paso de los años, pero que continúan arrojando cada día ingentes cantidades de partículas extremadamente peligrosas, y que suponen un impacto tanto para el medio ambiente, como directamente para la salud pública.

Unas emisiones que no terminan con el humo que sale del tubo de escape, sino que continúan con las emisiones de la extracción, traslado y refinado de los carburantes necesarios para cada repostaje, la producción de lubricantes para el propio motor, así como de las piezas de desgaste del mismo, (filtros, las correas de distribución) y un sinfín de elementos de un sistema que aglutina en el caso de los diésel unas 2.000 piezas diferentes.

Una campaña de desprestigio que apostamos terminará o se mitigará de forma importante el 1 de enero de 2020. Fecha en la que entrarán en vigor las nuevas normativas de emisiones en Europa, así como la segunda fase de las cuotas de ventas de China, y que obligará a los fabricantes a no sólo tener oferta de coches eléctricos, sino lograr un objetivo de ventas cada año. Momento en el que si les interesará vender y cuando muy posiblemente dejaremos de ver estos artículos y documentales.

Vía | Automobilwoche

Compártelo: Compartir en WhatsApp Compartir en Menéame