Es evidente que la llegada del coche eléctrico no es una buena noticia para el negocio tradicional del automóvil, donde el cliente paga el coste del vehículo, y luego acude regularmente a su concesionario para revisiones y mantenimientos. Algo que en el caso de un coche eléctrico se reduce de forma drástica, lo que supondrá un impacto a nivel de ingresos.
Para anticipar este problema, desde Volkswagen quieren anticiparse realizando una apuesta por ampliar su negocio, y de esa forma ha confirmado la construcción de un gran almacén en Europa que estará destinado a albergar todos los recambios que necesitarán los coches eléctricos en el futuro. Desde baterías, hasta componentes del sistema de propulsión.
Desde VW además esperan que el incremento de ventas, así como la puesta en marcha de servicios de conectividad y añadidos, permitirá compensar la bajada de ingresos que suponen los mantenimientos. Un apartado que el pasado año aportó nada menos que 15.900 millones de euros, o el 7% de los ingresos de Volkswagen, y que ahora tendrán que luchar por mantener ante el inicio de la electrificación de su gama.
Esta nueva instalación se situará en la localidad alemana de Kassel dentro de un terreno que ocupa un total de 1.2 millones de metros cuadrados, y su objetivo es lograr que los tiempos de reparación de futuras averías, como el daño en las celdas de una batería, se puedan resolver de una forma lo más rápida y eficiente posible.
Un apartado bastante olvidado en la actualidad por los fabricantes, que desde la marca alemana han visto que se puede convertir en una importante fuente de ingresos que compensen la bajada procedente de los mantenimientos, y que se sumarán a otros como los servicios de conectividad, e incluso las actualizaciones por software y las de baterías de los coches usados, cuyos propietarios quieran instalar un pack nuevo o de mayor capacidad.
