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Audi también atraviesa su propio infierno de producción. Recorta personal en la fábrica del etron en Bruselas y reduce la producción

La pasada semana conocíamos las dificultades que estaba teniendo Mercedes para escalar la producción del EQC. Un SUV eléctrico que en 2019 apenas había logrado entregar 7.000 unidades, y que este año se enfrenta al reto de alcanzar el objetivo inicial de colocar entre 50 mil y 60 mil unidades. Ahora Audi se suma a esta tendencia con la confirmación de los graves problemas que están teniendo en su fábrica de Bruselas para lograr alcanzar el ritmo esperado para el etron.

Así lo indica el principal diario económico de Alemania, Handelsblatt, que ha publicado una noticia en la que se hace referencia a las dificultades que está pasando Audi para producir el todocamino eléctrico. Una situación provocada según las fuentes por un problema con uno de los suministradores de una pieza necesaria para la instalación de la batería.

Esto habría provocado una ralentización en las líneas de producción, y el tener que prescindir de 145 empleados temporales que no verán renovados sus contratos por culpa de la baja capacidad que todavía tiene la fábrica.

Esto nos indica que Audi también está pasando su particular infierno de producción, en un proceso que involucra a 300 empresas suministradoras que ha dado como resultado un sistema extremadamente complejo donde el fallo de una sola puede tirar por tierra todas las planificaciones.

Una menor velocidad en las líneas que no sólo tiene como consecuencia una menor capacidad de producción, sino que además retrasa los objetivos de reducción de costes que permitan amortizar las fuertes inversiones realizadas en el desarrollo de la familia etron. Algo que se traduce en menos rentabilidad durante más tiempo.

Esto también puede suponer que la llegada de las nuevas alternativas eléctricas de Audi sufran su propio retraso, como la primera variante del etron, el etron Sportback, así como el lanzamiento de una propuesta más económica que se colocará por debajo en cuanto a tamaño, el Q4 etron, cuyo desembarco estaba previsto para finales de este año, pero que parece tendrá que esperar algo más.

Unos problemas que también hemos visto en Volkswagen, con sus dificultades con el software, y que amenazan la competitividad de la potente industria alemana que está viendo como se le atraganta más de lo esperado la tecnología del coche eléctrico, lo que pone sobre la mesa que la tardía entrada de estas marcas tendrá unas consecuencias más graves de lo esperado en un primer momento por unos grupos que aguardaban recortar distancias con sus rivales americanos o chinos gracias a su músculo financiero. Algo que como podemos ver, de momento no está siendo suficiente.

Y es que a la cuestión técnica, habrá que sumar las dificultades que tendrán para lograr un suministro fiable de baterías. Algo que habrían evitado con tempranas inversiones en iniciativas propias, o asociaciones con otros fabricantes, pero que apenas acaban de comenzar a abordar y que necesitará un tiempo hasta comenzar a dar sus primeros frutos.

Añadamos a esto la desesperada medida de diversificar el negocio hacia otras formas de movilidad o conectividad, como el coche autónomo, donde los fabricantes tradicionales se topan de frente con los enormes avances logrados por nuevos rivales como Google, que cuentan con mucho mayo potencial económico y mucha más experiencia en el sector.

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