En los últimos tiempos, las conversiones de coches clásicos en vehículos eléctricos han aumentado exponencialmente. Este tipo de transformaciones tienen tanto detractores (muchos consideran que es una forma de atentar contra el patrimonio industrial, pues supone modificar un vehículo fabricado hace décadas prescindiendo de sus elementos mecánicos originales de época) como defensores (estas conversiones hacen posible que un coche clásico pueda circular sin contaminar).
Uno de los tipos de transformaciones más llamativas son las que toman como base la mecánica de un vehículo Tesla. A lo largo de los últimos años hemos tratado numerosos ejemplos de este tipo de conversiones, que van desde sencillos Toyota Camry de los años 80 hasta prestacionales Porsche de los años 70… todos ellos con el denominador común de esconder unos motores eléctricos y/o baterías de origen Tesla en su interior.
Hoy os traemos un nuevo miembro de esta selecta estirpe: un Ford Cortina de 1959 cuya mecánica ha sido completamente sustituida por el tren motriz de un Tesla Modle X accidentado. El propietario del vehículo, Tim Harrison, trabaja como planificador de infraestructura de carga de vehículos eléctricos para Evie Networks.
Con su nueva motorización eléctrica, el Cortina de Harrison ahora tiene el triple de potencia y par que un Cortina Mk1 1500 original. Además, el vehículo cuenta con otras mejoras actuales: aire acondicionado, frenada regenerativa, carga rápida en corriente continua… En definitiva, el vehículo no solo recibió un nuevo sistema propulsor, sino que fue «mejorado» a todos los niveles por su propietario.
«Por mucho que quisiera uno, no podía pagar un Tesla, así que decidí que tenía que emprender un proyecto de conversión. Obtuve el candidato perfecto para convertir, un Cortina Mk1, que todavía es un clásico relativamente asequible de encontrar; es pequeño y liviano pero tiene mucho espacio para cargar baterías; y tiene un cierto estilo sobrio sin dejar de ser capaz de adaptarse a una familia.
Encontrar un Tesla Model X destrozado y desarmarlo realmente lo cambió todo, pues permite que todo el I+D de las baterías de Tesla se pueda utilizar para dar a estos coches viejos la última tecnología. El pack de origen Tesla de 28 kWh es lo suficientemente grande como para lograr una autonomía decente de 180 km, sin ser demasiado pesado o voluminoso como para obstaculizar el trabajo de la suspensión o empeorar la distribución de pesos, como es el caso con algunas conversiones».
El peso final del vehículo es de apenas 1.000 kg, con un reparto de pesos de 50-50. El automóvil puede cargar a un máximo de 20 kW de potencia en corriente continua, y emplea un conector de tipo CHAdeMO. Gracias a su decisión de incluir carga en corriente continua en su vehículo, ahora puede realizar pequeños viajes utilizando la red de carga rápida ya existente.
Fuente | The Driven
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