En los últimos años estamos viendo como Volkswagen está haciendo un gran esfuerzo económico y tecnológico con el desarrollo de su proyecto ID.R. Un modelo de competición que se ha convertido en el más rápido en Nürburgring, en el más rápido en el Pikes Peak, en la subida a Tianmen en China, y el actual poseedor del mejor tiempo en el mítico Goodwood.
Todo esto no es sólo un movimiento publicitario destinado a poner sobre la mesa el potencial tecnológico de la marca, sino también se ha convertido en su propio banco de pruebas para el desarrollo de futuros coches eléctricos de altas prestaciones. Un escenario ideal para probar tanto motores, como baterías y sistemas de refrigeración.
Ahora el jefe de la división R de Volkswagen, Jost Capito, ha confirmado que están trabajando en el desarrollo de un coche eléctrico de altas prestaciones para el mercado. Una variante que aprovechará toda la experiencia acumulada en estos años por parte del equipo de carreras que permitirá diseñar un vehículo muy rápido.
Según el Sr Capito. «Creo que nuestro equipo de competición está haciendo un gran trabajo al desarrollar sus propias baterías. Una gran ventaja sobre aquellas marcas que han apostado por la Fórmula E donde los equipos usan una batería estándar. No se trata solo de la batería en sí, sino de cómo es la batería, como funciona y cómo obtienen energía de los motores. Es fácil llevar la potencia de salida de un motor eléctrico al nivel que desea, lo difícil es la gestión de la batería y la refrigeración que serán los grandes diferenciadores cuando se trata del desarrollo de sistemas de alto rendimiento.»
Uno de los aspectos que facilitará esta opción será una plataforma MEB que permitirá el lanzar vehículos con uno o dos motores. La versión de serie del ID.3 contará con un motor de 150 kW (204 CV) que empujará desde el eje trasero. Pero más adelante veremos la llegada de una versión con dos motores, tracción total y potencias por podrán situarse en torno a los 200 o 230 kW (313 CV) y que sin duda dará como resultado un modelo extremadamente picante a la altura de los modelos más potentes de Volkswagen.
Lo que está claro es que el futuro de la gama R de Volkswagen es eléctrica. El empuje de las nuevas normas sobre emisiones hace cada vez menos rentable las versiones gasolina y como ejemplo el Golf GTI TCR, que homologa bajo el ciclo WLTP 175 gramos de CO2 por kilómetro. Un 84% por encima del límite de 95 gramos por km que marca la UE para este año.
Unos modelos deportivos eléctricos que se posicionarán como una alternativa pasional en un sector que camina hacia un escenario donde la autonomía será cada vez más elevada, y por lo tanto se reducirá el nivel de importancia que le darán os consumidores que comenzarán a valorar aspectos como el diseño y las prestaciones dinámicas, y donde una gama de eléctricos «R» sin duda tendrá su hueco en el mercado.
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