En las últimas semanas la cuestión del coronavirus ha engullido toda la atención de un público que busca información sobre cómo protegerse del virus que ya se ha convertido en pandemia. Un aspecto que en España ha supuesto un cierre del país casi total, pero que todavía supone que la gente de puede mover en sus vehículos bajo determinadas circunstancias. Esto supone que aquellos que tengan un modelo con motor de combustión tendrán que pasar antes o después por su gasolinera más cercana. Un momento crítico ya que supondrá un acercamiento social inevitable, y también en muchas gasolineras el tener que echar mano de las mangueras que se encargan de suministrar el combustible. Un potencial foco de contaminación del coronavirus.
Según un estudio publicado en el New England Journal of Medicine, el SARS-CoV-2 puede sobrevivir hasta tres días en superficies de plástico y acero inoxidable, y hasta 24 horas en cartón. Los resultados sugieren que el virus podría permanecer con capacidad de infección durante ese tiempo en algunos elementos de contacto presentes en una gasolinera, desde las propias mangueras, hasta la TPV donde realizamos el pago del combustible.
Hace unos años la empresa fabricante de pañuelos de papel y toallitas, Kimberly-Clark, publicó un estudio que indicaba que el 71% de las mangueras de las gasolineras tenían un elevado nivel de contaminación. Algo que supone un claro aviso de extremar las precauciones al manipular estos elementos.
A esto añadir que el virus se transmite por el aire, lo que eleva el riesgo de aquellos que tengan que adentrarse en las instalaciones de la propia gasolinera para realizar el pago. Una modalidad que se ha extendido en las últimas décadas destinada a atraer al cliente y que realice gasto en alimentación o bebida y otros productos dentro de la tienda. Un aspecto también a tener en cuenta y que en el estudio indica que el virus puede sobrevivir suspendido en el aire una media de tres horas tras haber sido expulsado en forma pequeñas gotitas, de entre 1 y 5 micrómetros -unas 30 veces más pequeñas que el grosor de un cabello humano.
Aspectos que no afectan a los propietarios de un coche eléctrico que pueda realizar su carga de forma doméstica, y que podrá reducir todavía más su exposición al coronavirus. Un aspecto que incluso se puede extender a los que realicen una recarga pública, ya que normalmente estas se hacen en zonas abiertas, donde sólo será necesario mantener la distancia con el resto de usuarios, y desinfectar la toma de carga. La activación de la estación habitualmente se hace mediante una aplicación, por lo que no es necesario tocar nada más la estación.
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Vía | NEJM
