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Ahora no Permitir

Debate. ¿Es contradictorio cerrar los sistemas de transporte compartido personal, y mantener el transporte público?

Desde este lunes, el gobierno ha decretado el cierre total de las actividades no esenciales en el país. Una medida que busca frenar la expansión del coronavirus mandando a casa a millones de personas que no trabajan en sectores esenciales. Algo que se ha ido sumando a otras medidas previas de confinamiento que ha estado acompañado por medidas como el cierre de los servicios de transporte compartido, como los carsharing y los bicisharing. Unas medidas que se han realizando al mismo tiempo que se mantienen los servicios de transporte públicos.

Hoy hemos conocido la noticia de que ShareNow, la antigua car2go y propiedad de Daimler y BMW, ha confirmado la paralización de sus actividades en Madrid desde este 1 de abril, y según la nota de prensa que acaban de enviar lo hacen por «las  circunstancias excepcionales causadas por la propagación de COVID-19 y debido a las regulaciones gubernamentales».

Una medida que supone que una flota de 850 coches eléctricos dejarán de prestar sus servicios en la capital. Esto se suma a otras paralizaciones que han sufrido los sistemas de transporte compartido, como Bicimad, Zity, Emov, Wible…y un largo listado de iniciativas por todo el país que suponían una alternativa o complemento al transporte público y comunitario que si continuará en funcionamiento al considerarse un servicio esencial.

 

Por un lado está la explicación de la protección a los empleados. Los encargados de llevar los coches a las bases para su recarga están expuestos al contagio por el contacto en las diferentes partes de los vehículos que son espacio pequeños y cerrados. Algo que obligaría a una desinfección completa y a usar por parte de los propios empleados unos equipos de protección individual (EPI) que escasean incluso en la primera línea de guerra contra el coronavirus, los hospitales.

Pero en el otro lado de la balanza está que con esta medida, principalmente la que afecta a los sistemas de bicis compartidas, supone que mucha gente tendrá que regresar a los transportes públicos comunitarios para completar sus desplazamientos en caso de tener que realizar una actividad esencial que no se para, o simplemente para completar recorridos a lugares como hospitales, médicos, farmacias o hacer alguna compra urgente.

Y es que mientras que desinfectar un coche puede ser una tarea algo más compleja, hacerlo con una bicicleta no parece suponer un gran reto sanitario ya que cada usuario tendrá que tomar las precauciones necesarias para evitar el contacto directo, y desinfectar las zonas de contacto previamente.

Es por eso que os dejamos a vosotros la respuesta.

 

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