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Debate. ¿Deben los híbridos enchufables acceder a las ayudas públicas?

En unos días conoceremos los detalles del plan de recuperación del sector del automóvil que prepara el gobierno de España, que se espera venga acompañado por unos ambiciosos objetivos de implantación del vehículo eléctrico. Entre las medidas parece inevitable el absurdo de dar ayudas a los coches diésel y gasolina, algo sobre lo que no hay mucho debate de su equivocado enfoque. Pero donde si hay debate es sobre si los híbridos enchufables deberían o no poder acceder a estas ayudas.

En mercados como Reino Unido o Francia, este tipo de vehículos se han quedado sin ayudas en anteriores ediciones de sus proyectos (Francia las ha recuperado este año) por las acusaciones de que muchos de sus propietarios no recargaban nunca sus baterías, y que lo usaban solo en el modo gasolina. Una situación ligada principalmente a los coches de empresa donde el empleado recibe los gastos de gasolina, pero no los de electricidad.

Según un estudio realizado en California, en 2019 el 95% de los propietarios de un híbrido enchufable recargaban sus baterías cada día. Algo que nos muestra que el mal uso de este tipo de vehículos existe, pero posiblemente y ante la falta de datos más concretos todo hace indicar que es minoritario.

Por supuesto, los coches 100% eléctricos son el futuro. Algo que nadie duda. Pero el debate está en si los híbridos enchufables son o no una buena alternativa intermedia.

Pros:

Entre los pros de esta tecnología está que ofrecen libertad de movimientos a los conductores. Y es que la debilidad de la red de recarga, y los elevados tiempos de espera en la mayor parte de los mismos, hacen que un viaje con un modelo que no sea un Tesla sea toda una aventura. Unos Tesla que en el caso del Model 3 en su versión más económica, Standard Range Plus, arrancan en unos 50.000 euros. Una cifra muy lejana para la mayor parte de los presupuestos.

Esta libertad puede animar a muchos a dejar atrás su vehículo de combustión por un enchufable, para de esa forma electrificar su día a día, sin renunciar a poder completar grandes desplazamientos. Unos viajes que ocuparán una minoría de los recorridos, pero que juegan un papel psicológico muy importante en el momento de afrontar la compra.

Entre los puntos a favor está la mejora constante de las capacidades de las baterías, que elevan la autonomía en modo eléctrico. Si hace pocos años hablábamos de coches con 5 0 6 kWh, y apenas 20 km reales, ahora contamos con modelos con 15 kWh, que le permiten recorrer sin problemas 50 kilómetros en condiciones reales. Algunos más si hablamos de cifras homologadas.

Contras

Entre las contras podemos destacar que la compra de un coche suele ser una decisión para unos cuantos años, en España una media de 12 años por vehículo, lo que supone que un híbrido enchufable que nos compremos ahora seguramente se quedará obsoleto en apenas dos o tres años con la fuerte expansión de las redes de recarga, que nos permitirán completar viajes largos sin grandes dificultades.

No sólo crecerán en número, sino que cada vez contaremos con mayores potencias. Una variedad que además supondrá una competencia cada vez más reñida que debería traducirse en precios cada vez más competitivos.

Por supuesto está el factor de contar con un sistema híbrido, para los bueno, pero también para lo malo. Seguiremos atados a un sistema de revisiones y mantenimientos del motor de combustión, que nos obligará cada ciertos kilómetros a pasar por el proceso del «cambio de aceite y de filtros». Algo que el propietario de un coche 100% eléctrico habrá olvidado.

Conclusión

Con estos argumentos, dejamos en vuestras manos si el gobierno debería incorporar a los híbridos enchufables al programa de ayudas como una forma de reducción de emisiones, o por lo contrario debería considerarlo una tecnología obsoleta y no ofrecer incentivos para la misma.

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