Citroën ë-C3: un coche eléctrico «low-cost» que se comercializará en 2023 con dos variantes

Citroën ë-C3: un coche eléctrico «low-cost» que se comercializará en 2023 con dos variantes

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Publicado: 09/11/2020 13:04

El Citroën C3 de cuarta generación se lanzará al mercado dentro de un par de años. Al contrario que el modelo actual, que es de corte abiertamente generalista, el nuevo C3 (proyecto CC21) será un modelo abiertamente low-cost, siendo su objetivo el de rivalizar contra el exitoso Dacia Sandero, que acaba de ser renovado por Renault.

Asentado sobre la plataforma modular CMP que ya emplea el Peugeot 208, el C3 disfrutará de un hermano eléctrico denominado ë-C3. Al contrario que los Peugeot e-208 y Opel Corsa-e, que emplean celdas de origen CATL, el Citroën ë-C3 contará con unas baterías de Svolt, la cual tiene planeado abrir dentro de poco una factoría en Europa para abastecer a sus clientes del viejo continente.

Frente a sus mellizos de Peugeot y Opel, el modelo de Citroën será más simple en aspectos como la insonorización, el equipamiento y los acabados. Su producción tendrá lugar en la fábrica de Trnava, Eslovaquia. Aunque inicialmente se iba a fabricar en India, la crisis sanitaria ha hecho cambiar de opinión a los dirigentes del grupo.

El Citroën ë-C3, previsto para 2023, estará disponible en dos versiones, con 50 CV y 80 CV de potencia respectivamente. Sus baterías tendrán una capacidad de entre 30 kWh y 40 kWh, por lo que el coche debería superar los 200 km WLTP de autonomía, situándose un peldaño por debajo de los Peugeot e-208 y Opel Corsa-e… pero ofreciéndose a cambio a un precio mucho más bajo.

Aunque todavía es pronto para hacer pronósticos, lo más probable es que este modelo ronde los 20.000 euros antes de ayudas, convirtiéndose en una alternativa a los más pequeños Dacia Spring y Renault Twingo Electric. Aunque por planteamiento será un modelo urbano, su práctica carrocería de utilitario posiblemente le haga ganar el favor del público, pues el segmento B es uno de los preferidos de los europeos.

Fuente | L’Argus

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