La energética británica Drax ha confirmado la cancelación de su enorme proyecto que supondría levantar la mayor central eléctrica de gas de Europa. Un paso con un gran significado simbólico ya que la decisión marca un precedente motivado por cuestiones ambientales, pero también por la pérdida de competitividad económica de estas instalaciones frente al avance de las energías renovables y las baterías de respaldo.
Esta enorme instalación estaba previsto ponerse en marcha en la planta de North Yorkshire, y contaría con una potencia instalada de 3.6 GW. Incluso se planteó que su levantamiento iba en contra de las normativas sobre emisiones del Reino Unido, lo que provocó grandes protestas por parte de los grupos ambientalistas. Pero los juzgados dieron la razón a la compañía, que finalmente a pesar de esto ha decidido dar marcha atrás.
Los motivos no se conocen, pero para los expertos están claros. Son económicos. Y es que el coste de producción con gas, que varían de forma importante según el mercado, hacía imposible su rentabilidad a medio y largo plazo cuando se espera que la implantación de las energías renovables y la llegada del hidrógeno, desplacen a las fuentes fósiles, tal como está sucediendo en la actualidad con el carbón.
Incluso se planteaba que la instalación funcionase como respaldo para atender la demanda en momentos pico. Pero en este aspecto la expansión imparable y la bajada de precios de los parques de baterías hace que tampoco haya buenas perspectivas para el gas en este mercado.
Según Dan Eager, analista principal de energía en Wood Mackenzie Europa: «En un mercado donde se han cerrado subastas con un coste de 16 libras por kilovatio de capacidad disponible por año, como el logrado por la central eléctrica de gas Keadby 2 , en construcción, que ha logrado cerrar un acuerdo de 15 años por 803.7 MW. Una instalación que se diferencia de la de Drax por haber apostado por la captura de carbono y el uso de hidrógeno gracias a sus turbinas Siemens. Frente a esto, Drax habría solicitado un precio de entre 25 y 35 libras por kW, lo que le deja fuera de mercado«.
Y es que como indican los expertos, cualquier inversión que se realice ahora tendrá que estar activa durante al menos 30 o 40 años. Tiempo donde las energías renovables acapararán la mayor parte de las inversiones y que permitirán bajar el coste energético de forma notable. Añadir que para mediados de siglo habrá que sumar los objetivos de neutralidad energética de Europa, que obligará a aplicar avanzados sistemas de descarbonización total que todavía no están desarrollados.
Completan las malas noticias para las nuevas inversiones en gas la previsión de Eurogas, que indica que para 2050 el uso de este combustible caerá un 35% en Europa en todos los sectores. Algo que se traduce en un mercado cada vez más pequeño y con cada vez más competencia.
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Fuente | Theguardian