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Las baterías de flujo pueden ser la clave para el futuro de las energías renovables

Ya pocos dudan de que las energías renovables son la apuesta para lograr una reducción de emisiones y de la dependencia de los combustibles fósiles. Pero estas se enfrentan a retos como la intermitencia que hace que algunas fuentes sucias mantengan su presencia encareciendo además el precio de la electricidad. Frente a esto las baterías se han convertido en una alternativa, y dentro de estas hay tecnologías como las baterías de flujo que se posicionan como una forma económica y eficiente de dar respaldo a las renovables.

Y es que a pesar del fuerte despliegue de las baterías de litio, estas se enfrentan a problemas como su todavía elevado coste y muchas veces las dificultades para encontrar los materiales que las forman. Algo que hace muy interesante la búsqueda de alternativas como las baterías batería de flujo de Vanadio.

Como recordamos, estas baterías cuentan con un electrolito líquido que circula entre los dos tanques, que tienen una membrana de separación. Cuando las partículas pasan a través de esta membrana, se genera electricidad de forma similar a la de una pila de combustible. La capacidad de cada instalación se ajustar simplemente cambiando el tamaño de los tanques, mientras que su potencia puede ser cambiada ajustando el tamaño de la membrana.

Además este tipo de baterías pueden almacenar energía durante largos periodos de tiempo sin perder carga, y no sufren degradación frente a temperaturas extremas.

Pero sin duda su punto más diferenciador es que su coste puede ser potencialmente mucho menor que las baterías de litio. Mientras que el las baterías de flujo anteriores se usaba bromo y vanadio disueltos en ácido, los investigadores están probando con materiales más accesibles y seguros. Con una solución menos corrosiva, también se permite reducir el coste de los tanques. Los investigadores aseguran un eficiencia del 99% y una vida útil de 1.900 ciclos.

Uno de los proyectos más importantes de este tipo se está desarrollando desde hace tres años en la provincia china de  Liaoning, donde la compañía local Rongke Power está terminando de instar la mayor batería de flujo del mundo. Una mega instalación que una vez terminada este año, contará con una potencia de salida de 200 MW, y una capacidad de 800 MWh. Una cifra que podemos comparar con los 240 MWh que Apple le ha encargado recientemente a Tesla para su proyecto California Flats y que se convertirá en el más grande de su clase.

Se trata de una iniciativa la china que sentará un importante precedente del potencial del uso de baterías de flujo en aplicaciones estacionarias gracias a un proyecto que será capaz de atender las necesidades de miles de hogares. Algo que en la práctica permitirá también cubrir de forma rápida, eficiente y económica, los huecos que puedan dejar las energías renovables y que incluso trabaja para lograr aplicaciones a menor escala para dar respaldo a pequeñas y medianas empresas que busquen reducir su consumo energético durante las horas pico.

Una alternativa de almacenamiento que junto con las baterías de litio, pueden ser instaladas en prácticamente cualquier lugar al no tener emisiones, y ofrecer una respuesta en milésimas de segundos a las necesidades de las redes eléctricas. Algo fundamental para complementar a las renovables, pero también para atender las necesidades de una red que se enfrentará a grandes retos con la llegada masiva de coches eléctricos.

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