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La beta 10 de Tesla FSD no es para cualquiera, y los probadores deben ser prudentes en redes sociales -por contrato-

El sistema de conducción semiautónoma Full Self-Driving (FSD) de Tesla sigue siendo un desarrollo en fase muy avanzada, no un producto comercialmente disponible. Cuando lo esté, habrá que pagarlo mensualmente, como si fuese una suscripción. Mientras tanto, una legión de conductores particulares de Tesla están ayudando a perfeccionarlo. Acceden al Early Access Program (EAP) mediante invitación, y no precisamente entra cualquiera. Poco a poco, se abrirá a más gente.

Una barrera de acceso será la puntuación de seguridad que el propio coche otorga a su dueño. Se supone que premia la conducción segura, en el sentido de que el conductor no da acelerones, volantazos o frenazos, y mantiene la distancia de seguridad con otros vehículos. La puntuación máxima que se puede obtener es 100, y solo los que tengan esa puntuación podrán acceder a la fase beta. En la web oficial de Tesla se pueden conocer detalles sobre el sistema de puntuación.

El sistema dista de ser perfecto. Tal y como denuncia Brooks Weisblat, del canal de Youtube DragTimes, mantiene la puntuación alta conduciendo rápido, saltándose semáforos en rojo o dejando de usar el intermitente, pero la pierde si tiene que frenar por necesidad. Sabemos que Tesla hará un despliegue progresivo de la beta de FSD, el propio Elon Musk lo aclaró en Twitter. Primero los que tienen 100/100, después los que están en 99/100, y sucesivamente:

Anteayer el magnate emitió otros dos tuits en los que anunció que la beta 10.1 será reemplazada muy pronto por la beta 10.2. A partir de mañana, en cosa de una semana estará lista, y se irá dando acceso a unos 1.000 conductores diarios teniendo en cuenta la barrera anterior de la puntuación más alta. Y a continuación viene otro problema, el cómo se comportan esos betatesters en las redes sociales.

Más que probadores, son embajadores de la marca

Los programadores de Tesla, ciertamente, no pueden parametrizar cualquier situación a la que su «piloto automático» pueda tener que hacer frente. Hay mucha entropía en el mundo de la conducción. Dando acceso a conductores no profesionales se puede enfrentar al sistema a situaciones que los programadores no han podido reproducir o de las que no tienen constancia.

Uno de esos ejemplos es el nivel inferior del monorraíl de Seattle (EEUU), que discurre sobre la carretera sostenido por columnas, donde Galileo Rusell estaba haciendo pruebas del FSD el día 14. En determinado momento el coche giró por sí solo a su derecha, donde había un paso de peatones, y Galileo se vio obligado a frenar para evitar una situación de riesgo. Se le ve pedir disculpas a los viandantes con la mano y luego decir «damn!» (maldita sea) tras experimentar ese comportamiento no previso del sistema FSD.

Un recorde del vídeo de Galileo Russell fue publicado por Taylor Ogan en Twitter, un inversor en nuevas tecnologías. El autor del vídeo le exigió su retirada -cosa que acabó haciendo- por poner un recorte en vez de un enlace al original. Pero el vídeo ha acabado igualmente diseminado por Twitter. Es más, la fuente original en Youtube también fue retirada: «Tesla FSD V10 Monorail Test 5X 🚝 👀.». Galileo explicó en otro vídeo por qué lo retiró, para evitar malterpretaciones.

Y a colación de esto se ha convertido en vox populi que Tesla y los betatesters firman un acuerdo de confidencialidadNon Disclosure Agreement– por el cual estos últimos se comprometen a no hablar con medios de comunicación ni dejarles probar FSD en sus coches, como podemos leer en Vice. La propia compañía hace eso, no tienen un departamento de comunicación ni responden a preguntas de la prensa. No lo consideran necesario. Los tuits de Elon Musk son casi la única forma de enterarse de ciertas cosas, a veces responde a las interpelaciones y de ahí salen los titulares.

Los conductores sí pueden publicar vídeos o comentarios, de forma responsable, sobre los progresos de FSD, pero se les encomienda a limitar lo que publiquen para evitar que eso se convierta en una mala publicidad para la compañía. En otras palabras, que traten de no alimentar a los trolls que solo quieren el hundimiento de Tesla.

Vídeos como este, publicado por TesLatino Español, pueden ser un arma de doble filo. Pueden servir para retroalimentar a los fanáticos y embajadores de la marca sobre cuán buena es, pero también pueden servir para echar combustible a los detractores de Tesla aunque los errores o defectos que se muestran no hayan tenido ninguna consecuencia. Y así debe ser, porque los usuarios de la vía no suelen ser voluntarios probando el FSD ni querrán verse involucrados en cualquier anomalía.

El hecho de que los conductores invitados al programa EAP de FSD hayan firmado acuerdos de no confidencialidad complica mucho a los medios especializados conocer detalles sobre este experimento colectivo de aprendizaje informático. Los que hablan, lo hacen con la condición de no ser identificados ante el miedo a ser demandados en los tribunales por violar dicho acuerdo.

Elon Musk se pronunció a este respecto durante la Code Conference, diciendo que Tesla no debería tener dicho acuerdo de confidencialidad, es más, que algunos betatesters «no lo están cumpliendo en modo alguno».

Normalmente los betatesters son personas con una predisposición positiva hacia la marca y que pretenden reforzar su buena prensa, ya que a su vez están reafirmándose en lo buena que fue su compra y que eso hay que apoyarlo. Por otro lado, no todo el que recuerda a Tesla sus vergüenzas es un esbirro al servicio de la competencia ni son especuladores que pretenden forrarse apostando contra la compañía en bolsa.

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