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Los fabricantes chinos de coches eléctricos usan Noruega como «cabeza de playa» para conquistar Europa, ¿por qué?

Como bien sabéis, el caso de Noruega es muy especial, su sistema de política bonus-malus hace que los coches atractivos sean especialmente atractivos. Sumemos eso a una población con un alto poder adquisitivo, abundancia de red de puntos de recarga y una serie de beneficios nada desdeñables para el día a día. Sin embargo, es un mercado muy pequeño porque Noruega tiene 5 millones de habitantes.

No obstante, los fabricantes chinos prueban suerte siempre primero en Noruega antes de dar el salto a la Unión Europea, y pueden usar el país nórdico como campo de pruebas. A fin de cuentas, China fabricará este año -según LMC Automotive- casi tantos coches eléctricos que los europeos, norteamericanos y otros asiáticos juntos. El salto fuera de China es fundamental para convertirse en fabricantes globales.

Ya se han sembrado las condiciones para que los noruegos prefieran los coches eléctricos a los de combustión, pasando del 1% de cuota en 2011 al 54% el año pasado, y este año se podría alcanzar el 70% de cuota en algunas marcas. Quizás en 2022 los noruegos ya hayan dejado atrás la combustión interna, tres años antes de que eso sea obligatorio por ley.

Hongqi E-HS9

Aunque los fabricantes chinos que prueban suerte en Noruega no son precisamente de la parte inferior del mercado, sus precios siguen siendo más competitivos que el de otros fabricantes, un caso evidente es el del Hongqi E-HS9, del que os hablamos recientemente por sus 500 pedidos en el mercado noruego. Se quiere derribar el estereotipo de que son coches baratos por su inferior calidad y una tecnología atrasada. Además, los impuestos que puedan venir por tarifas por encima de las 600.000 coronas les preocupan poco en general.

En los últimos meses están llegando barcos a Noruega llevando en sus entrañas coches de XPeng, Hongqi, Maxus, MG, BYD, NIO o Weltmeister. En Noruega hay un factor interesante, y es que al carecer de fabricantes nacionales, los coches chinos tienen un factor exótico menor. No hablamos de muchas unidades en su conjunto, pero es el inicio de la creación de reputación de marca y una experiencia que pueda ser extrapolable a un mercado tan exigente y competitivo como es el europeo comunitario.

Noruega no tiene el clima más favorable para los coches eléctricos, ya que las bajas temperaturas restan rendimiento a las baterías

Los europeos podemos acordarnos de los primeros intentos comerciales de fabricantes como Geely, Great Wall o Brilliance hace unos 10-12 años, que hicieron el ridículo intentando entrar en mercados como el alemán o italiano con copias o versiones obsoletas-recauchutadas de viejos coches como el Opel Frontera. Su rendimiento en las pruebas de colisión del ADAC o en las publicaciones periodísticas fue tan lamentable que tuvieron que volverse a China con el rabo entre las piernas. Les salió el tiro por la culata.

MG ZS EV

Pero esta vez es diferente, hablamos de fabricantes chinos con más tecnología, que han acumulado un conocimiento industrial incalculable a raíz de los matrimonios forzosos con fabricantes extranjeros -que para ellos era la única manera de tener presencia comercial viable en China-, y que con los beneficios conseguidos han podido comprar todo el talento y capacidades que les faltaban. Geely es un ejemplo de libro.

Por eso, los fabricantes chinos se quieren beneficiar del aumento de cuota de los eléctricos en el país nórdico con un riesgo relativamente bajo, es un mercado pequeño. Si, a partir de esa experiencia, el consumidor europeo ve positivamente cómo están funcionando esos coches, la satisfacción al cliente, su postventa… las reticencias hacia el producto chino irán hacia abajo, aunque su parte del pastel seguirá siendo reducida durante un tiempo.

Aunque no tengan una red comercial establecida, a través del canal online se puede ir allanando el terreno, el consumidor tiene menos reticencias en la actualidad a adelantar dinero por un coche que no ha visto más que en fotos. Ahí tenemos el precedente de la industria electrónica o de teléfonos móviles, si las marcas chinas demuestran ser competitivas, y que eso no se traduzca en productos mediocres, el consumidor las acepta y acaba considerándolas tan buenas como las europeas, coreanas, las japonesas o las americanas.

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