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Opinión ¿Será Amazon el futuro Netflix de la recarga de coches eléctricos?

A pesar de que en una primera fase el despliegue de estaciones de carga ha sido lenta, ahora parece que esta está entrando en una nueva dimensión. Podemos recordar eventos como la inminente apertura de la red de Supercargadores de Tesla, la inversión de BlackRock y otros grupos que inyectarán 750 millones a IONITY, o el despliegue de la petrolera Total, que destinará 200 millones en un año. La pregunta es qué pasará con todas estas redes y su relación con unos clientes que deben contar con decenas de app, tarjetas o abonos para poder sacar el máximo partido o simplemente usar estas redes.

Una de las respuestas podría ser la creación de una aplicación universal desde la que controlar todas las redes de carga públicas para coches eléctricos. Y esa empresa podría ser el gigante americano Amazon, que ya está trabajando en esta posibilidad.

La empresa de Jeff Bezos ha realizado una pequeña pero significativa inversión en la startup Resilient Power, en la que ha metido apenas 5 millones de dólares. Pero más allá de la cantidad, el movimiento tiene un fuerte significado simbólico ya que se trata de una compañía con potencial para el desarrollo y fabricación de puntos de recarga, incluyendo aquellos que tienen baterías de respaldo, y también el software de gestión de dichas redes.

El objetivo sería comenzar a desarrollar una alternativa a un mercado con un gigantesco potencial de crecimiento, pero que está totalmente fragmentado entre cientos de operadores.

Un marketplace donde los clientes puedan activar sus estaciones independientemente de cuál sea su localización o si tienen o no contrato o la tarjeta/app de dicha red. Simplemente conectar y pagar a un operador central que se encargará de la facturación y de abonar a la red correspondiente dicha recarga.

 

Muchos pensarán que eso ya está disponible. Hay aplicaciones que ofrecen acceso a dichas redes con una app. El problema es que hay diferentes opciones, Chargemap, Electromaps, y además cada recarga es un mundo en aspectos como el precio. Desde carga lenta a bajo coste, hasta carga rápida a precios astronómicos, donde además se añade el margen de la plataforma con resultado de un precio todavía más caro. Pero el principal problema es que estas plataformas no cuentan para su activación y facturación ni de lejos con todas las redes disponibles en Europa.

Un aspecto que un gigante como Amazon, que contará con su propia red de carga tal como Netflix ofrece sus propios contenidos, con tarifas mensuales o por uso esporádico, sin temer a llegar a la estación y no saber si podremos recargar.

Todo esto por supuesto, en un mercado en el que deberíamos aspirar a tener un pago por uso tal como sucede en las gasolineras. Un formato que no es excluyente a las suscripciones que puede ofrecer un modelo más estable y accesible a los clientes menos entusiastas con la tecnología que sólo quieren enchufar y cargar, pero que necesita de un gran operador o protagonista que aglutine todas las redes posibles en una misma plataforma.

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