En los últimos años estamos siendo testigos como la carrera espacial se ha reactivado, con la entrada en tromba del capital privado y las nuevas compañías que buscan explotar el negocio del espacio. El principal problema es que esta carrera va en contra de la emprendida para la reducción de emisiones contaminantes. Algo en lo que puede jugar su papel los biocombustibles.
El cambio en el sector se puede ver de una forma gráfica con dos datos. Entre 1990 y los años 2000 apenas hemos sido testigos de un puñado de lanzamientos al espacio. En su mayoría eran satélites que traían suministros o astronautas a la Estación Espacial Internacional. Pero sólo en 2020 SpaceX, la compañía fundada por Elon Musk, realizó por su cuenta un total de 26 lanzamientos. Números en los que no se cuentan los lanzamientos de prueba de la Starship o los de otras compañías como Blue Origin de Jeff Bezos o de Virgin Galactic y el resto de agencias aeroespaciales.
Esto sin duda es un problema ambiental ya que los cohetes utilizan combustibles tradicionales como el queroseno y el hidrógeno. Por ejemplo, un Falcon 9 de la propia SpaceX utiliza queroseno aeroespacial como combustible principal, complementado con O2 líquido superenfriado como agente oxidante cuando sale de la atmósfera. Esto arroja enormes cantidades de CO2 directamente a la atmósfera superior. Incluso los cohetes impulsados por hidrógeno pueden tener su impacto durante sus lanzamientos al dejar partículas de agua en la atmósfera superior donde pueden condensarse en nubes.
Según las estimaciones, cada lanzamiento puede producir unas 300 toneladas de dióxido de carbono. Una cifra que como hemos dicho, choca con muchas iniciativas que buscan reducir emisiones en la tierra.
La empresa europea Orbex Prime ha presentado una alternativa mucho más sostenible que se basa en los biocombustibles para producir un combustible capaz de reducir de forma drástica las emisiones de cada lanzamiento.
La clave estará en un combustible formado por biopropano, un gas natural que se obtiene como subproducto durante la producción de biodiésel. Ademas, Orbex Prime se lanzará horizontalmente desde un portaaviones, lo que genera menos emisiones que un despegue vertical.
Eso, junto con el combustible bajo en carbono, podría reducir potencialmente las emisiones de CO2 de cada lanzamiento un 96%. En lugar de generar 300 toneladas de CO2, los lanzamientos de Orbex Prime solo generarán 13,8 toneladas.
Fuente | Orbex Prime