En los últimos meses estamos siendo testigos como las ventas de coches eléctricos están despegando en toda Europa occidental. Un mercado donde las matriculaciones se han disparado por cuestiones como la mayor concienciación ambiental, la mayor oferta, expansión de las redes de carga. Pero hay un mercado que se está quedando atrás y esa es España cuya cuota de ventas ha quedado anclada sin vistas a mejorar.
Por ejemplo, podemos echar un vistazo a los datos de los principales mercados de la UE, dejando fuera a los marcianos de los noruegos. Y es que en el mercado único encontramos ejemplos de implantación como la cuota del 28% que han logrado los coches eléctricos puros en Países Bajos en noviembre. Un mercado donde los híbridos enchufables han tenido tradicionalmente una fuerte acogida, pero donde la tendencia ha sido hacia los eléctricos puros, representando los enchufables un 11% de ventas.
Podemos pensar que los holandeses no son un buen ejemplo, ya que tienen una población baja y muy buenas condiciones económicas. Pero es que si miramos a las principales potencias europeas, la cosa tampoco pinta muy bien para España.
Por ejemplo tenemos a Alemania. El motor del sector automovilístico europeo donde en el pico de ventas de coches, año 2019, se vendían cuatro veces más coches que en nuestro país, llegando a las 4.2 millones de unidades por nuestras 1.2 millones de unidades entre todas las tecnologías.
El pasado mes de noviembre el 20.3% de los coches vendidos en Alemania han sido 100% eléctricos. Algo que ha supuesto matricular nada menos que 40.000 unidades en un mes, a los que podríamos añadir las 27.899 unidades de híbridos enchufables, que nos dan un total de 67.899 unidades. Una cifra que supera las ventas de coches en España en noviembre teniendo en cuenta todas las tecnologías.
Pero es que Alemania…Si podemos también pensar que Alemania es un país rico con fuertes incentivos y una fuerte cultura del automóvil. Pues echemos un vistazo a las cifras de otros mercados más parecidos económica y culturalmente al nuestro.
Por ejemplo, Portugal. Allí las ventas de coches eléctricos han alcanzado el pasado mes de noviembre el 18.1% de las ventas totales. No han vendido muchas unidades, 2.165 eléctricos puros y 1.453 híbridos enchufables, pero la cuota de mercado es realmente llamativa. Tanto que sólo los eléctricos a batería han superado las ventas de los coches diésel que se han quedado con un mínimo 17.7%.
Francia también nos deja muy atrás. Las ventas en el país vecino han superado las 16.000 unidades en noviembre, cinco veces las cifras de España, lo que les permite lograr una cuota solo con eléctricos puros del 13.5%.
Faltan los datos de Italia de noviembre. Un mercado que puede ser el más parecido al nuestro, pero que en octubre marcó un máximo histórico donde los eléctricos puros han logrado un 7% de cuota de mercado, a lo que podemos sumar el 5% de los híbridos enchufables.
Ventas de coches eléctricos ¿Y España?
Por su parte España ha matriculado en noviembre apenas 3.251 coches eléctricos puros, lo que supone una cuota de mercado de sólo el 4.05%. Una cifra como vemos que se coloca cuatro veces por debajo de la de nuestros vecinos de Portugal, tres veces por debajo de Francia, y hasta cinco veces menos cuota de ventas que Alemania.
Las razones son bastante evidentes. La primera es el diseño del programa de ayudas públicas, que ha sido creado única y exclusivamente para frenar las ventas de coches eléctricos en un proceso altamente farragoso en lo burocrático, tanto para el cliente como para los concesionarios. Un formato que sin duda es el peor que se puede poner en marcha al obligar a los clientes a adelantar el 100% del coste del vehículo y luego esperar pacientemente a que le ingresen la ayuda. Algo que puede llevar meses, o años ya que hay todavía clientes del 2020 esperando su ingreso.
La segunda es la falta de una mínima red de recarga pública. Una expansión frenada también desde el sector público por la falta de una visión clara de cómo debe ser este negocio. No hay plazos de puesta en acción de una estación, que muchas veces ve frenada su puesta en marcha años por diferentes razones. Unas razones que deberían ser abordadas por la administración para acelerarlas.
Por ejemplo, estas deberían poder contar con unos plazos de ejecución, permisos y activación máximos establecidos legalmente. Así no habrá ninguna administración local, provincial, autonómico y central que frene su puesta en marcha. Si no hay respuesta en x días, se dará como silencio administrativo y se podrá realizar la actuación.
Algo a lo que podemos extender al servicio de las comercializadoras energéticas, que deberían contar por ley con un plazo máximo para ofrecer energía a las estaciones.
Cuestiones que a finales de 2021 deberían haber sido tratados y solucionados hace años, pero que demuestran la total falta de visión y de cultura tecnológica de las administraciones públicas que se ponen de perfil, y parecen más interesadas en la iluminación de navidad que en el futuro de la movilidad del país.
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