Ha pasado un año desde la presentación del Toyota C+pod. Se trata de un vehículo eléctrico de dos plazas que cumple la reglamentación keiji dosha o kei-car, por lo que puede aparcar con mucha más facilidad y paga menos impuestos. Ha estado disponible únicamente para empresas y administraciones públicas en Japón, pero ya se ofrece al público general.
El Toyota C+pod se ofrece en dos versiones, X y G, con un precio de 12.705 y 13.213 euros al cambio, respectivamente. No hay diferencias en la autonomía ni el motor, el cual está colocado en el eje trasero. Esta solución es recurrente en coches tipo smart fortwo. También se ofrece en régimen de leasing, por el que se pagan cuotas y se devuelve posteriormente al fabricante.
A modo de recordatorio, este utilitario tiene un motor con 2,6 kW de potencia nominal y 9,2 kW de potencia máxima, menos que un scooter de 125 cc o equivalente eléctrico. Con una capacidad de 9 kWh en sus baterías, puede recorrer 150 km en el ciclo estándar japonés (WLTC) y recargar en 5 horas con una toma de 16 amperios. También puede proporcionar energía de vuelta con un enchufe de 100 voltios y 1,5 kW para cualquier uso.
Este tipo de coche tiene mucho sentido en las áreas urbanas japonesas, muy densamente pobladas, con muy poco espacio para aparcar, y donde su autonomía suele sobrar. El cliente al que va dirigido es muy variado, desde estudiantes que necesitan un medio de transporte muy económico hasta ancianos que necesitan un poco más de movilidad pero no un coche convencional.
Tiene mucho sentido su utilización en flotas de coches eléctricos compartidos en la modalidad free float, en el que los clientes activan el vehículo con un teléfono móvil, pagan por el uso, y lo dejan aparcado para que lo use otro cliente más tarde. Se evitan así todos los costes parásitos de la posesión de un vehículo.
Su lanzamiento se ciñe al mercado japonés, no se comenta nada respecto a su posible exportación, pero es dudoso que salga de allí. Pocos kei-car han salido del mercado doméstico japonés.