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CATL producirá baterías en Norteamérica y busca terrenos para una gigafábrica

Todos los coches eléctricos que se planifican fabricar en la segunda mitad de la década van a necesitar cantidades ingentes de baterías. CATL, el principal fabricante de baterías del mundo, trabaja para llegar a tiempo a esa demanda. No le basta con su capacidad instalada de 145 GWh de la actualidad, con la que atiende a casi un tercio del mercado de automoción.

Contemporary Amperex Technology Co. Ltd. (o CATL para los amigos) está detrás de montar una gigafábrica en Norteamérica, según informa Bloomberg citando fuentes de atribución reservada que conocen los planes. La capacidad de la fábrica sería de 80 GWh anuales y emplearía hasta a 10.000 personas. Con tanta cantidad de trabajadores la opción mejicana es muy viable, pero ni mucho menos es la ideal.

Los tres países que conforman Norteamérica funcionan de acuerdo al tratado T-MEC, que sustituyó en julio de 2020 al anterior NAFTA/TLCAN vigente desde 1994. Con la nueva regulación los proveedores y fabricantes asentados en Méjico tienen que pagar mayores salarios a sus trabajadores para no incurrir en una competencia desleal con sus vecinos del norte. Así las cosas, la ventaja de salarios de Méjico ya no es tan grande.

No obstante, hay constancia extraoficial de que ejecutivos de CATL se han pasado por allí para mantener reuniones -no sabemos con quién-. La gigafábrica norteamericana dispondría de materias primas tanto para fabricar celdas NMC (níquel, manganeso y cobalto) como LFP (litio ferrofosfato). Además, al estar localizada se evitan problemas de comercio internacional, emisiones ligadas al transporte, etc.

La capacidad prevista de CATL para 2026 es de 579 GWh más, lo que supone quintuplicar su capacidad actual. Por tanto, la pregunta no es si habrá gigafábrica norteamericana de baterías, sino dónde la van a poner. Si los grandes fabricantes disparan la producción de coches eléctricos entonces ya no basta con que se produzcan en China y se manden a donde hagan falta.

Tiene que haber un ecosistema local de baterías, idealmente circular: minería de materias primas, producción de celdas, montaje en vehículos, reutilización en usos secundarios y reciclaje. Cuanto más se potencie lo último, menor daño se hará al medio ambiente, y ya florecen en EEUU empresas que convierten baterías desechadas en otras nuevas y sin que el rendimiento se vea afectado.

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