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El límite de velocidad a menos de 120 km/h puede volver con la excusa del ahorro energético

Tras el comienzo de la invasión militar de Ucrania por parte de Rusia, el coste de la energía se disparó. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) y la Comisión Europea publicaron una serie de recomendaciones para que los ciudadanos contribuyamos al ahorro energético y el precio por importar energía sea más suave. Dichas medidas se están estudiando para nuestro país.

La ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, reveló recientemente un plan de ahorro energético en la Administración General del Estado (AGE) que iría acompañado de recomendaciones para la población, pero que no se convertirían en normas a cumplir. En otras palabras, serían de uso voluntario por nuestra parte.

Las medidas son de puro sentido común: climatización moderada, usar el modo de ahorro en los electrodomésticos, teletrabajar, conducción eficiente y uso compartido, reducir la velocidad en autopistas y autovías, no circular los domingos en coche, hacer mayor uso de la bicicleta o andar para distancias cortas, transporte público o viajar en tren si hay alternativa al avión.

Y todo eso está muy bien mientras sigan siendo recomendaciones. La ministra dijo que no va a haber «legislación dura», y su ministerio no es competente en la materia, pero los antecedentes apuntan maneras. No solo es que el Gobierno de España ya ha hecho unas cosas y luego las contrarias (la hemeroteca está llena de ejemplos), es que hay un precedente muy claro.

Puede que no te acuerdes si conduces desde 2012, pero en España se rebajó el límite de velocidad de 120 a 110 km/h del 7 de marzo al 30 de junio de 2011; no se vio tal cosa en España desde los años 70. La medida se implantó para reducir el consumo de combustible, un 11% de gasóleo y un 15% de gasolina, pero su eficacia siempre quedó en duda. Hubo que gastar 230.000 euros para cambiar señales de tráfico y reajustar radares.

Según la AIE, rebajar el límite de 120 a 110 km/h supondría un ahorro de 430.000 barriles de petróleo en España o 2.300 millones de euros

Desde luego en los vehículos eléctricos la medida puede ser más eficaz que en los térmicos, a mayor velocidad hay más consumo, punto. Sin embargo, en algunos térmicos eso no se cumple, ya que el rendimiento no solo depende de la resistencia aerodinámica y la demanda de potencia, sino del rendimiento térmico del motor a un cierto régimen de revoluciones, los desarrollos de la caja de cambios, carga del acelerador, etc.

Puedo ponerme a mí mismo de ejemplo, mientras duró la medida mi consumo de gasolina -con el coche que tenía entonces- no bajó de forma apreciable, y saqué consumos más bajos circulando más rápido y con el control de crucero puesto, meses más tarde. En su momento me sorprendió más que a vosotros, pero sí, hay excepciones que confirman la regla.

A partir del 30 de junio la bonificación de 20 céntimos por litro al repostar puede no prorrogarse, dependerá de lo que diga la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC), que investiga si las gasolineras están subiendo precios para absorber la rebaja, aunque los datos del mercado internacional sugieren otra cosa. Y no hay visos de que el petróleo vaya a calmar sus precios, a nuestro pesar.

Puede que no se prorrogue, efectivamente. Renunciar a 15 céntimos por litro repostado -el resto lo «ponen» las gasolineras- es una medida muy cara para las arcas públicas, y resulta muchísimo más rentable volver a bajar el límite de velocidad y poner los radares a trabajar. Aunque la recaudación por multas no se use para el cambio de señales, y se saque lo que se saque, sigue siendo una medida más sostenible para el erario público, y el que ahorre, pues eso que se guarda.

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